Temperamento frágil

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-No diré ni una sola palabra- dice con voz ronca y yo sonrío de lado mientras coloco una silla frente a él y me siento tranquilamente con las piernas para él lado del respaldo, apoyo mis brazos en este y ladeó mi cabeza.

-¿Por que crees que estas aquí?- le digo saboreando él momento, Satanás se da media vuelta y coloca una mesa metálica a mi izquierda, donde comienza a colocar distintos artefactos de tortura- ¿Que es, lo que según tu, queremos saber?

-¿Quienes son?- suelto una carcajada pero es interrumpida por en sonido seco de algo estampándose en la mesa metálica.

-¡Nosotras hacemos las preguntas!- la fulmino con la mirada y ella, bufando, se de vuelta para seguir con lo suyo.

-Disculpa a mi querida amiga- miro al hombre frente a mi- tiene un temperamento...frágil- la miro otra vez fulminante y ella vuelve a bufar, miro a Bonde- Nos presento; Tenebris es tu servidora- me señalo y luego señalo con la cabeza a mi amiga- Satanás es la del temperamento frágil. Un placer conocerlo, Señor Bonde.

-¿Que quieren?- pregunta.

-De acuerdo, aquí me comienza a fastidiar que pregunte- lo veo tragar y suavizo él rostro- muy bien, ahora, tiene dos opciones, un ultimátum, por las buenas, o por las malas, ¿Que decide?- lo miro observar lo que hace Satanás y luego me mira a mi, a lo que elevo una ceja- Su tiempo acabó, la respuesta.

-Yo...-mira de nuevo a Satanás- no diré nada.

Asiento con la cabeza y lo miro desde su cabello reluciente pero desordenado por el forcejeo hasta sus zapatos ahora sucios y vuelvo a mirar su cara, demacrada y con sudor.

-Satanás, él número doce- ella categoriza sus torturas por números, así que me tuve que acoplar a su sistema- escucheme, señor Bonde, esto es lo que va a pasar: la querida Satanás le va a aplicar una tortura, esto- le paso una lapicera- no es una lapicera cualquiera, al apretar él botón de arriba, esta luz se enciende- le muestro él foco verde que esta en mi mano derecha- lo aprieta si está listo para confesar y quiere acabar con todo esto, si no aprieta él botón, subiré la escala del dolor de la tortura, ¿Entendido?

Él hombre, sudoroso y temblando, asiente mientras veo como su garganta se mueve. Me levanto, voy hasta donde hay un sillón individual y lo llevo hasta donde esta la silla, empujo la silla, cosa que hace que esta se corra unos tres metros, y me vuelvo a sentar, esta vez en el sillón cruzando las piernas y colocando mis brazos en cada apoyabrazos, dejando a la vista él foco verde.

-¿Listo?- él me mira con miedo, Satanás camina hacia el con un rociador de un material especial- comencemos.

Satanás rocía un poco del líquido en su pierna y casi al instante esta comienza a derretirse, automáticamente escucho la voz de él convertida en gritos de dolor.

-Solo tiene que apretar él botón- le digo y él niega pero parece una mueca- okey- le hago una seña a Satanás y ella rocía mas de este en diferentes partes.

-¿Que....es....esto?- apenas logra decir.

-Veneno de avispa tigre, derrite tu piel, lindo, ¿verdad?- Bonde me fulmina con la mirada, o al menos intenta porque el dolor no lo deja hacer otra mueca que no sea la propia- solo tiene que decirnos para quien trabaja, y terminará con todo esto.

Satanás se retira y va hacia la mesa para preparar otra tortura. Él hombre me mira pero se niega y vuelve a abrir la boca para decir algo.

-Solo....acaben...con...migo...-está agitado por él dorol y desde aquí logro escuchar la taquicardia- por...favor...

-Oh no- niego con la cabeza- ¿sabe? Eso sería demasiado sencillo para usted y muy malo para nosotras.

-por...favor- niego con la cabeza y le hago una seña a Satanás para que prosiga con la siguiente tortura.

Ella se posiciona detrás de él colocándole un collar con púas y luego me mira con él otro instrumento en su mano a la espera de mi decisión, miro al señor Bonde.

-Digame, ¿Que prefiere? ¿Perder un pierna o un brazo?- él me mira con los ojos muy abiertos y quiere negar pero lo detengo-mire, no le recomiendo realizar ningún movimiento con la cabeza, ya de por si con respirar le duele, ¿Verdad?- él dice que si- bien, le explico, si bien nosotras realizamos torturas modernas, desde que fuimos a una clase sobre la edad media nos quedamos fascinadas por las torturas de la época, lo que tiene en él cuello, por ejemplo, y lo que le va a pasar ahora, entoces digame, ¿Que quiere perder, pierna o brazo? A menos claro, que quiera apretar en botón.

-¡No! Elijo......p-pierna- asiento y le hago una seña a Satanás, quien se agacha y coloca él instrumento en su rodilla, va bajando él lado que tiene las púas y comienza a perforarle la carne hasta que se detiene.

-Llegó al hueso, ¿No quiere apretar él botón?- su respuesta es negativa así que Satanás le pega a la parte de las púas atravesando con esta la pierna del señor Bonde- me estoy cansando de su negativa, señor Bonde - miro a Satanás- la número 21- ella asiente y trae una máquina que consiste en un pie donde él señor coloca la barbilla y un caño que en la punta que cuelga sobre su cabeza es de la forma de la misma y con púas en su interior- mire, esto es lo que va a pasar si no confiesa primero se romperán los alvéolos dentarios, seguido de la mandíbula y, por último, el cerebro terminaba saliendo por la cavidad de sus ojos y entre los fragmentos del cráneo. Ahora, última oportunidad ¿Quiere apretar él botón?

Él me mira con duda y yo miro a Satanás quien baja un poco él caño hasta que él señor puede sentir las púas en su cabeza. Estoy a punto de darle la orden de que lo baje al todo cuando veo de reojo una luz verde, me fijo en él foco y en él pulgar del señor Bonde, que en este momento está apretando él botón de la lapicera, lo miro a la cara y hago que Satanás le saque todo.

-Muy bien, suponiendo que ya está listo para confesar, ¿para quien trabaja?- él me mira y toma unas bocanadas de aire para luego decir "Lucifer" entonces se me viene a la cabeza él jefe de la mafia a la que queremos entrar, saco él teléfono y prendo la cámara apuntando a nuestro invitados-repitalo.

-Yo...-comienza a decir lentamente- trabajo...para...Lucifer...jefe de..-toce un poco- Infernum.

Asiento con la cabeza y termino él vídeo enviándoselo a Sugar quien me responde que lo mate así que guardo él teléfono y me acerco a la pared que contiene la mayoría de mis armas, descuelgo mi favorita y vuelvo a estar frente a este hombre, lo miro y luego de formular un "gracias por su colaboración" aprieto él gatillo haciendo que Satanás mire hacia otro lado y que los sesos del señor Bonde vuelen.

-¿Como puede ser que no te de asco torturar pero que mate a alguien si?- la miro con él ceño fruncido.

A cualquier costoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora