Capítulo 14

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Narrado por Ángel

Llevo días encerrado en mi habitación, básicamente desde que Samantha me... ¿Me dejó?

El tic-tac del reloj que tengo colgado al lado de la cama hace que el tiempo pase muy despacio, y no poder hablarle de todo esto, o solo de ella, a nadie me vuelve aún más loco, si es que cabe. Por otro lado, creo que lo mejor será que dé señales de vida antes de que vengan a mi habitación pensando que deben preparar un entierro.

Me levanto de la cama después de pensarlo varias veces y ni siquiera me molesto en ponerme ningún calzado o coger ropa para cambiarme. Voy directo al baño arrastrando los pies sobre el frío suelo y me meto en la ducha, bajo el chorro de agua helada.

Llevo un rato apoyado en la pared de la ducha con la cabeza inclinada hacia atrás, para sentir las gotas frías directas en mi cara. Como si eso fuera a limpiar mi dolor, como si fuera a borrarme la memoria. Ojalá fuera posible, al menos la primera, daría lo que fuera. Y es que nunca me he sentido tan acabado, agotado por hacer un mínimo esfuerzo, solamente con ganas de dormir y no despertarme durante un largo tiempo.

Escucho golpes que proceden del otro lado de mi puerta, y aunque los ignore; no cesan. Así que cierro el grifo de la ducha y me paso la mano por la cara para abrir los ojos. Salgo de la ducha y recorro el baño con la mirada, buscando algo con lo que cubrirme. Agarro la toalla para las manos que hay colgada al lado del lavabo y me la paso rápidamente por el pelo antes de cubrirme de cintura para abajo con ella. No es que cubra mucho, pero bueno, algo es algo.

Ahora que presto atención, no se escuchan los golpes. Suspiro aliviado, creyendo que me he librado del visitante, y abro la puerta del baño.

Dos voces gritan a la vez y juraría que se han escuchado por todo el universo.

-¡Tu madre! -Grita Eryx con una mano en el pecho y otra estirada delante suya, interponiéndose entre nosotros, con la palma de la mano abierta hacia mí.

-¿¡Mi madre!? ¡Eres tú el que se ha colado en mi habitación! -Contesto alterado.

Eryx sonríe y se encoge de hombros para quitarle importancia, o eso intenta.

Hay veces en las que lo mataría, pero es mi mejor amigo desde la infancia. Así que lo único que me queda es soportarlo. Eryx es el típico niño grande, pero también tiene sus momentos serios. Tenemos la misma edad, pero yo siempre he sido más maduro que él. A lo mejor por eso se convirtió en mi mejor amigo, ya que él tiene la parte de niño que a mí me falta, y yo tengo la parte adulta que él ni siquiera conoce. Eryx tiene el pelo castaño algo oscuro, una dilatación en la oreja izquierda y un agujero de pendiente en la derecha, aunque no suele ponerse ninguno. Es un poco más bajo que yo, pero aún así tiene mejor forma física. Eryx Gallagher no solo te enamoraría por su forma de ser, ni por su mirada de perversión o su sonrisa pícara, sino más bien por sus ojos. Y creo que ese es otro motivo por el cual me hice su amigo. Si los míos os sorprenden, los de Eryx no tienen adjetivo para describirlos... Él tiene un ojo claro, que no sabría decir si es verde o azul, ya que según la luz que recibe es de un color o de otro, pero el ojo izquierdo es completamente morado.

Eryx se mueve por mi habitación, observando cada detalle. Como si no se la supiera de memoria. Ruedo los ojos cuando me da la espalda. Mientras camina pasa los dedos por la cómoda, por la pared, por la madera de la cama, etc... Todo ello con aire distraido.

Aprovecho cuando se dirige hacia la terraza para ponerme algo de ropa.

-Oye, ¿Y esto? -Escucho a Eryx detrás de mí.

Me sobresalto al oírlo.

¿Pero cuando ha entrado de nuevo?

Voy a girarme para ver a qué se refiere cuando pregunta lo que más me temía.

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