Capítulo 8

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Narrado por Ángel

Mi padre me agarra fuertemente del brazo y no importa mi resistencia, sigue siendo más fuerte.

-¿¡Cómo se te ocurre!? -Exclama levantándome de la silla y apartándome de mi único sitio para comunicarme con Samantha.

Me limito a mirarle.

-¡Contesta! -Me sigue la mirada sin bajar el volumen de su voz.

-No tengo nada a lo que contestar. -Respondo sin apartar la mirada.

-Sabes las normas. No te he enseñado nada de esto. -Añade conteniéndose y me suelta el brazo.

Obervo como las marcas de su mano desaparecen poco a poco de mi brazo.

-Directamente no me has enseñado nada. 

-Explícate, antes de que me arrepienta.

-Ellos no son tan diferentes. -Contesto decidido.

-¿¡Qué te ha dicho esa... Esa inferior, para que te pongas en contra de tu propio padre!?

-¡Ella no es inferior, es como nosotros! ¡Estoy cansado de vuestros lavados de cerebro! ¡De vuestra ignorancia! -Respondo sin pensarlo dos veces.

Noto su fuerte mano en mi mejilla, y aunque la aparte, el golpe sigue ahí.

-Podrías molestarte en hablar con alguno de ellos y dejar tu ego a un lado. -Me acerco a él intentando ignorar el dolor del golpe.

-¿Molestarme? ¿Por alguien así? Por favor, hijo... Yo te di mi confianza, y tú a cambio rompes mis normas. -Levanta el brazo derecho.

Veo a dos hombres armados entrar a la habitación.

-Tendremos que alejarte de esta cosa. Bueno, de esas cosas... Son peligrosos. -Dice mi padre desconectando el ordenador.

Siento como se despierta la rabia en mi cuerpo al escuchar su desprecio hacia Samantha.

-Se cree el ladrón que todos son de su condición. -Digo con rabia y forcejeo ante el agarre de los dos trajeados.

-Vaya, ¿eso también te lo ha enseñado ella? Me sorprende. -Suelta una carcajada.

Su risa es lo último que escucho.

Los dos hombres me sacan de mi propia habitación.

-Sabes que eres alguien importante, no puedes arriesgar tu vida por una inferior. -Escucho decir al energumeno de la derecha.

-Es lo que tienen los niños mimados, no se conforman con lo que tienen aquí. Necesitan algo que nadie tiene. -Añade el de la izquierda.

-¿Y se busca a una inferior? Pobre idiota, ¿Dónde vamos a llegar..? -Los dos se carcajean.

Levanto la cabeza y le escupo al de mi derecha en la cara.

No tarda en reaccionar y saca el arma mientras el otro me sigue sujetando.

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