[ Will por fin ha vuelto del mundo del revés, y aunque eso sea una gran noticia, todo el mundo sabía que aquello iba a traer consecuencias. ]
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-¿Cómo está Will? - preguntaste a Joyce, que después de un largo rato salió por fin de aquella cabaña, en la que tenían a Will atado para poder tratar con él mejor. El azota mentes lo tenía tan controlado, que podía incluso haceros daño. Joyce te miró con una pequeña sonrisa, pero una triste. No estaba bien, nada lo estaba en ese momento y no podía ocultarlo ni mentir.
Ella colocó su mano en tu hombro y acarició este con suavidad. -No puedo mentirte, cariño. - comenzó a hablar la señora Byers. -No está bien. No responde, no se inmuta siquiera. - tú soltaste un suspiro pequeño y miraste hacia la entrada de la cabaña. Fuera de ella estaban Lucas, Dustin y Max. Dentro supusiste que estarían Mike, Jonathan junto a Nancy y Hopper. Joyce había salido para hablar contigo. -Deberías de entrar. - tú la miraste, no muy segura de ello y ella asintió. -Debes no, tienes que entrar. - recalcó muy bien el tienes. -Sé lo importante que es para ti. Todos los que estáis aquí lo sois para mi hijo y... - Joyce dejó de hablar por unos segundos para poder retomar aire. Tenía los ojos cristalizados y no quería volver a llorar, mucho menos frente a ti. -... y necesita ver que estáis aquí, con él. Que lo queréis de vuelta, que lo queremos de vuelta.
Las palabras de la señora Byers te conmovieron de cierta manera porque tenía razón, tú sabías que le importabas, y él a ti también te importaba. Y por supuesto que querías a Will de vuelta. -Está bien. - dijiste después de un breve silencio. -Iré. Joyce te lo agradeció con un gran abrazo, ella entraría contigo y es algo que tú le agradeciste ahora a ella, no sabías qué tenía aquella mujer, sería la preocupación hacia su hijo, la valentía por rescatarlo de un mundo distinto a este donde acechan los más horrendos y peligrosos seres; pero te transmitía seguridad y tranquilidad la cercanía de aquella mujer. Ambas entrasteis y pudiste escuchar a Mike hablando con Will. Le contaba cómo se conocieron y cómo se hicieron mejores amigos y Joyce tenía razón; Will no reaccionaba.
Te colocaste a un lado de Mike, colocaste una mano en su hombro y este te miró de reojo. Estaba triste. Todos lo estabais. -No responde... - murmuró Mike. Él se levantó y tú lo agarraste de la mano, ambos os mirasteis y ambos con los ojos llorosos os abrazasteis. Todos allí lo estabais pasando realmente mal y necesitabais apoyo en ese momento. Después de separaros, te sentaste donde segundos antes estaba Mike, pero tú te acercaste un poco más a Will, quedando cara a cara, quedando un poco más cerca.
-Supongo que me toca a mí... - suspiraste y agachaste tu mirada. No sabías si estabas preparada y si podías aguantar hablar sin llorar a la tercera palabra que digas. -Sé que estás ahí. Lo sé, sé que a pesar de todo lo que está pasando, estás ahí. - levantaste tu mirada, encontrandote con la de Will. A diferencia de la tuya, la suya estaba perdida. -Sé que nos escuchas y sé que querrías contestarnos, pero también sé que no puedes. Sé muchas cosas, sé lo mal que lo estás pasando y sé que... que no te mereces todo esto. - volviste a agachar tu mirada y la fijaste en su mano izquierda, con lentitud y cuidado, la agarraste. -No sé cómo se hacen este tipo de cosas. Nunca he tenido que hablarle a alguien poseído por un monstruo para que reaccione y recuerde, nunca se me ha ofrecido esa maravillosa oportunidad. - sonreiste. -Nunca he tenido un amigo zombi tan increíble como tú. - acariciaste sus nudillos con delicadeza. -En verdad nunca he sido de tener muchos amigos, pero eso no importa ahora. Vosotros sois mis primeros amigos. - tu mirada se desvió a Mike, que miraba atentamente la escena, Dustin, Lucas y Max hacían lo mismo desde el marco de la puerta.
