Mike: Él, aunque con un poco de ayuda por parte de sus amigos. Sobretodo de Lucas, ya que era el que más sabía, puesto que salía con Max, aunque no fuera realmente bueno aconsejando. —Tan solo se tú, así como lo fui yo con Max.
—Sí, espiandola junto con Dustin. — comentó el menor de los Wheeler.
—¡Eh! Pero aquí me ves, saliendo con un bombón pelirrojo.
—Con la que lo dejaste cinco veces. — añadió Will, que se encontraba sentado al lado de su mejor amigo.
—Y las cinco veces volví con ella. — comentó con una sonrisa Lucas.
—Pobre chica, lo que tiene que aguantar. — comentó una cuarta voz, desde el marco de la puerta.
—¡Erica, vete a tu cuarto! — exclamó furioso su hermano, cerrandole la puerta en las narices a la pequeña de los Sinclair.
Will: Él, Joyce y Jonathan le ayudaron. Joyce a arreglarse y Jonathan le aconsejó. —No tienes que ser muy directo, pero tampoco te enrolles mucho. No le digas me gustas, sin más. Pero tampoco le empieces a contar el momento exacto en el que empezaste a sentir por ella; simplemente sé brevemente directo.
—Vale. — asintió Will. —¿Entonces qué hago? — le miró con una ceja alzada y los nervios a flor de piel.
Jonathan, negando con la cabeza, reía. —Tienes mucho que aprender aún, enano.
Lucas: Tú, aunque sabías que ambos sentían lo mismo, también sabías que ambos teníais mucho orgullo y ninguno iba a dar el paso. Así que, cansada ya de esperar, tú te lanzaste, aunque como esperabas; no captaba ninguna de las mil indirectas que le lanzabas, por lo que sus amigos, cuando le lanzabas alguna indirecta y ellos estaban presentes, te miraban y negaban con la cabeza. —¿No estás cansado?
Él te observó, alzando una ceja. —No... ¿Por qué?
—Es que no dejas de andar en mi cabeza, por eso te preguntaba. — le sonreiste coqueta.
—Oh. — te sonrió.
—No lo has pillado, ¿verdad?
—No.
Tú, junto a los chicos, chocasteis vuestras manos en vuestras frentes, mientras soltabais al unísono un sonoro suspiro.
Dustin: Él. Con la ayuda de sus amigos y, sobre todo, de Steve. Dustin te invitó a una pequeña fiesta que habían organizado en el sótano de los Wheeler. Pronto se acercaba la Navidad y, como cada año, siempre la celebrabais el día antes, jugando a Dragones y Mazmorras, viendo alguna película o haciendo cualquier otra cosa con la que os divirterais.
—¿Listo? — le preguntó Steve al pequeño Henderson, pero Dustin negó. —¡Vamos, chico! Eres Dustin Henderson, ¿quién no se enamoraría de ti?
—¿Tú lo harías? — le preguntó el joven de cabellera rizada a su amigo. —Si fueras chica, ¿te enamorarías de mí?
Steve miró a otro lado, luego observó nuevamente a su amigo y sonrió de lado. —Por supuesto que sí.
—Lo sabía. — se encogió de hombros. —Nadie se puede resistir a éstas perlas. — el chico sonrió, para a continuación, sin borrar su sonrisa, emitir un sonido, como si de un gato se tratase.
—Ni se te ocurra volver a hacer eso. — le aconsejó Steve.
Once: Tú, y no era de sorprenderse, sabías lo tímida que era y lo mucho que le costaría confesar sus sentimientos hacia a ti. Aunque, realmente, incluso dudaba de sí sentía algo por ti. Puesto que, si le costaba confesar sus sentimientos; imagínate hacerlos notar.
—¿Te gusto? — tú asentiste. —¿Qué es gustar?
—Bueno, es... cuando algo... pues... te atrae.
—¿Yo te atraigo?
—¡Sí! Y mucho.
Ella se acercó a ti, con una expresión seria. Tenías miedo, no sabía qué pensaba, ni siquiera sabías qué iba a hacer. Quizás mandarte por los aires, abofetearte o mandarte a la mierda. Por lo que cerraste tus ojos mientras esperabas tu muerte. Pero la muerte rozó tu mejilla y dejó en ella un tierno beso. —Tú también me gustas. — sonrió tímida.
Max: Ambas, sí, puede sonar algo loco, pero así fue. Quedasteis como cada viernes en una pista de skate, para luego ir a tomar algo a tu casa. —______, tengo algo que confesarte.
—Yo también, Max. — ambas os mirasteis a los ojos. —Digámoslo a la vez.
—Está bien, a las tres. — asentiste.
Una, dos y... tres:—¡Me gustas! — exclamasteis ambas a la vez.
Os quedasteis mirandoos unos segundos, vuestras mejillas estaban teñidas de rojo y no parabais de reír nerviosas. Habíais dejado de caminar al confesar los sentimientos la una hacia la otra, mientras ella miraba al suelo, sin borrar la sonrisa de su rostro, tú te acercaste y la envolviste en tus brazos, acto que ella correspondió sin pensárselo dos veces.
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Bueno, aquí tenéis un nuevo capítulo, esta vez de quién se declaró primero a quien. Espero que lo disfrutéis y le deis mucho amor. ¡Un beso! ♥️
