18 ➳열여덟

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Eran las 8 de la mañana del domingo y todo estaba bastante tranquilo en casa de los Park. Después de que ayer salieran de la consulta de la psicóloga, Jimin se sentía más liviano y relajado consigo mismo, pero aún así sentía su corazón agitarse a veces sin razón.

Nunca antes había hecho un psicométrico con otra persona que no fuera Yejin Noona, pero a pesar de todo, no le resultó incómodo con Chaerin, incluso podía asegurar que fue muchísimo más cómodo de lo que esperaba. De alguna manera sentía que la rubia mujer entendía algo de lo que estaba sucediéndole.

Por su parte Chungha estaba aún más sorprendida. La psicóloga cuando su sesión había terminado le había aclarado ciertas cosas de Jimin que Yejin no había notado y ella siquiera se hubiera imaginado. Despejó su cabeza de pensamientos y agarró la bandeja con desayuno que preparó para su hermano menor. Subió las escaleras y tocó dos veces la puerta de la habitación de Jimin. Este no demoró mucho en abrirle y regalarle una de sus bellas sonrisas de labios que fue correspondida por la mayor.

-Buenos días, Jiminnie. Te traje el desayuno.- Informó pasando a la habitación del menor y dejando sobre el escritorio la bandeja con la comida. -¿Todo bien?- Preguntó volteándose a verlo sin saber bien por qué había preguntado eso.

Jimin se limitó a asentir risueño y se encaminó a su escritorio para comenzar a comer, la verdad tenía hambre y Chungha había hecho su desayuno favorito: Gofres con miel y pequeños trozos de frutas junto a su batido de vainilla. Chungha murió por la imagen de un Jimin comiendo gofres con miel y sus mejillas llenas por la comida.

-Jiminnie, Suran me llamó, debo ir a la empresa por un problema inesperado, será poco tiempo. Antes del almuerzo ya debo estar aquí.- Habló la mayor mirando a Jimin un poco triste, odiaba dejar a Jimin solo en la casa y más un domingo. Sabía cuánto Jimin los amaba y odiaba pasarlos solo sin nada que hacer. -Pero puedes llamar a JungKook y Seokjin para que no estés solo...

"No te preocupes, Noona. Estaré bien"

-¿Estás seguro, Jimin?- El pelinegro menor asintió mientras le daba un pequeño sorbo a su batido. -Como tú prefieras, pequeño. Recuerda que puedes escribirme en cualquier momento si necesitas algo, ¿bien?- Preguntó por última vez, la mayor acercándose a su hermano y besando su gordita mejilla para luego apretarla ligeramente, sonriendo y contagiando a su hermano. -Tierno...

Chungha salió de la habitación de su hermano y sin esperar más, recogió su bolso para irse a trabajar. Jimin, por su parte, había casi terminado su desayuno. No recordaba cuando había sido la última vez que su hermana le había preparado un desayuno tan dulce.

Al terminar de comer, bajó todas sus cosas y las fregó, odiaba que Chungha le reprendiera por no hacer algo. Subió nuevamente a su habitación y terminó de hacer todos los deberes. Estaba a punto de ponerse a ver una de sus series favoritas cuando recibió una notificación de un mensaje en su celular. Park miró el aparato con su ceño ligeramente fruncido gracias a la confusión.

Decidió matar su curiosidad y caminó hasta alcanzar su teléfono. La notificación brilló en su pantalla bloqueada con una foto adjunta de su puerta.

Número Desconocido:

¿Me abrirías por favor? ^^

11: 23 am

Sintió sus nervios a flor de piel, por dos razones. La primera, nadie en el Instituto sabía dónde él vivía; y segunda, le aterraba que no fuera alguien del instituto. ¿Qué demonios haría si no era alguien de su instituto? ¿Y si era un sicario? ¿Un asesino? ¿Un secuestrador? ¿Alguien con quién su hermana tenía que ajustar cuentas? No juzgaría a Chungha, pero nadie sabe. Su barrio era una de las zonas más tranquilas de Seúl, no era de millonarios pero tampoco habían ladrones con frecuencia rondando por la zona. Por lo que sus vecinos no estaban acostumbrados a ese tipo de escenas y jamás saldrían a verificar que todo andaba bien, era como si ellos vivieran con tapones para los oídos todo el bendito día. Y para colmo de colmos, si le sucedía algo, Jimin no podía gritar.

Sacudió todos esos pensamientos de su cabeza y bloqueó su celular nuevamente mientras se encaminaba a la puerta principal. Puede que sólo sea una compañera de su hermana, o Taemin Hyung jugándole alguna broma con el número de su mejor amigo. No debía preocuparse, pero le era inevitable.

Una vez estuvo frente a la puerta, escuchó como sonaba el timbre de su hogar, otro escalofrío surcó su columna vertebral. Cerró los ojos y suspiró, buscando coraje para abrir la puerta. Abrió los ojos con decisión y aunque sus manos temblaban y sudaban un poco, tomó el pomo y lo giró hasta abrirla.

Su confusión fue indescriptible al ver la entrada vacía. Era el mismo panorama de siempre: Las desoladas calles de su barrio, las puertas de las casas cerradas por completo y una caja frente a él.

Miró la caja unos segundos, pero al instante pareció reaccionar y se escondió detrás de la puerta, apretando sus ojos con toda la fuerza que su delicado cuerpo podía tener. ¿Y si era una bomba? ¿Por qué a él le tenían que pasar estas cosas?

Pasaron cerca de cinco minutos y Jimin pareció percatarse que la caja era inofensiva. Salió de su improvisado escondite, un poco sonrojado por lo ridículo que se debía ver, y decidió acercarse a la caja.

Era una caja de cartón común y corriente, nada de lo que hablar demasiado. Tal vez un algo sucia y con algunos agujeros en una de sus caras, pero no había perdido su forma.

Quizás sólo era una caja de correo con el destinatario equivocado y acabó en su puerta como mismo podía haber acabado en la casa de enfrente. Estaba dispuesto a cerrar la puerta de nuevo hasta que escuchó un llamado.

Más específicamente, un ladrido.

Volteó en su cabeza en todas las direcciones posibles, en busca del sonido, hasta que lo oyó nuevamente y abrió sus ojos y su boca formó una "O" irregular, sorprendido hasta la médula miró fijamente el cubo de cartón...

¿Acaso la caja había ladrado?

Why you don't Smile?  » Yoonmin «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora