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Narra Lan XiChen:

Estaba seguro de mis palabras y de mis acciones. Hace demasiado tiempo no me sentía así, tan atraído y con mucho deseo hacia cierta persona. Su rostro sonrojado y su dulce aroma eran mi debilidad. Lo miré fijamente esperando su respuesta.

-Has lo que quieras -respondió. Sonreí coqueto y me acerqué lentamente a su rostro, toqué suavemente sus labios con los míos, él frunció su ceño.

-¿Eso es un sí? -repliqué. Me sorprendí cuando me besó, su respuesta era clara. Sin perder el tiempo le correspondí, rodeé su cintura con mis brazos profundizando el beso, él colocó sus brazos sobre mis hombros. Luego de unos segundos terminamos con el beso, ambos nos encontrábamos con la respiración agitada. Retiré su túnica, dejándolo con su ropa interior, retiré la parte de arriba de ésta e invadí su cuello con suaves besos. ¿La marca seguiría ahí? Miré en el lugar donde se la había realizado hace años, toqué con mi mano ahí, tenía un poco de maquillaje pero seguía intacta, nuestro lazo era fuerte.
Dejándome llevar había olvidado que estábamos en los baños, con delicadeza lo cargué en mis brazos.

-Vamos a mi habitación -dije para salir del baño, estaba casi al lado de mi cuarto así que no tardé demasiado, por suerte ningún discípulo andaba por ahí. Tampoco es como si nos hubiera importado que nos vieran. Sólo estábamos nosotros dos en ese momento.
Con cuidado lo deposité en la cama, retiré el resto de su ropa e hice lo mismo con mi bata. Luego de un rato de caricias, de besos interminables y jadeos, lo preparé con mis dedos para seguidamente unir nuestros cuerpos, comencé con embestidas suaves pero no pude contenerme por mucho tiempo con sus gemidos, aumenté mi ritmo. Ver su rostro rojo y cubierto de una fina capa de sudor mientras jadeaba fue suficiente para que me corriera en su interior. A los segundos él también se vino, su expresión era indescriptible, se veía tan bello con su cabello suelto y despeinado. Lo abracé a mí y besé cortamente su frente. Nos acostamos, luego de unos segundos de silencio hablé.

-¿Si te propusiera matrimonio aceptarías? -cuestioné.

-No lo sé -contestó serio. Supongo que ya no somos esos jóvenes enamorados, llenos de expectativas para un futuro juntos. Aún así, esperaría todo el tiempo que sea suficiente. Cuando estaba por hablar nuevamente la puerta de la habitación se abrió fuertemente, una figura vestida de negro y rojo entró.

-¡Mi querido Jiang Cheng! ¿Adivina quién regresó a cas...? Ups, momento equivocado, ustedes sigan con lo suyo, estaré en la sala.

-¡Wei Ying! ¡¿No sabes tocar la puerta?! - gritó enojado Jiang Cheng mientras nos cubría con una manta. El mencionado se apresuró en salir.

-Hace demasiado tiempo que no veía a Wei Wuxian, si él está aquí entonces mi hermano también. -dije.

-Seguramente. Ya nos estamos pasando el horario de la cena, lo mejor será levantarnos -asentí. Ambos nos bañamos rápidamente y fuimos a la sala principal. Donde efectivamente, estaba Lan Zhan junto a Wei Wuxian.

-Hermano -me saludó. Se lo veía feliz, le sonreí contento, hace tiempo que no nos veíamos.

-Lan Zhan, ¿cómo han estado? -pregunté.

-Por lo visto ha alguien se le olvidaron los modales, ¿quieres que te los recuerde Wei Ying? -replicó Jiang Cheng mirando mal a su hermano mientras acariciaba su anillo. Mi hermano miró a Wei Wuxian como si le dijera "¿qué hiciste ahora?".

-¡No hice nada malo Lan Zhan! Es que entré en un momento comprometedor, y bueno, nadie me avisó que Zewu-jun estaría ahí -explicó. Reí al ver la expresión de Jiang Cheng.

-Tienes el descaro de aparecer así luego de marcharte -se quejó Jiang Cheng.

-Deduzco que ustedes no cenaron tampoco, ya ordené a un discípulo que traiga la comida -comentó Wei Wuxian ignorándolo-. Además, mañana es noche buena, ¡debemos festejar Navidad juntos!

Flor de loto • Jiang Cheng Y Lan XiChen •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora