Bring Me Home (Lauren Jauregui y tú)

Capítulo 10

-¿Aquí es donde vives? -preguntó al observar el edificio frente a ellas.

-No, pero hubo un tiempo donde fue mi hogar... al menos por un rato -contestó. Aún seria.

Dejaron los cascos sobre la motocicleta sujetados con una clase de cuerda. _____ empezó a caminar hacia el edifico con Lauren detrás. Esta última estaba harta de ver a la pelinegra sin regalarle ni una sola sonrisa o de esas miradas que hacía que su mente se fuera de este mundo. Y ella no iba a ser la primera en sonreírle o algo así. Su orgullo y control se lo prohibían.

-Señorita Wickham, qué bueno es verte de nuevo -anunció bromista el recepcionista con una sonrisa. Era un señor ya bastante grande, con canas arriba de sus orejas.

-Es bueno verte también, Cliff, ¿está mi lugar desocupado?

-Pero claro, ha estado apartado desde que me dijiste que lo hiciera -dijo guiñándole el ojo. _____ asintió con la cabeza. Fue cuando vio a Lauren. Esbozó una amplia sonrisa. -Espero que a tu novia le guste el lugar.

Suspiró. -Bien, ya veremos eso -volteó a Lauren. -Sígueme -ahora a Cliff. -Nos vemos luego. Y gracias.

<<Tu novia...>>

Llegaron hasta el ascensor. La pelinegra presionó el botón de más arriba. La ojiverde quería hacer algo para que le hablara o al menos sonriera. Recolocó su bolso en su hombro, sintiendo la cercanía de la chica a su lado, gracias al maldito ascensor. _____ se mantenía con la vista al frente. Y Lauren no podía hacer más que mirar sus propios zapatos.

Al llegar se abrieron las puertas dejando a la vista una hermosa azotea, con pequeños faroles y unas cuantas mesas al medio. Lauren se sintió desvanecer, pues el lugar se veía realmente acogedor con la oscuridad seduciendo el ambiente.

_____ la vio y por fin una sonrisa salió de sus labios al ver los ojos esmeralda asombrados de su acompañante. -Ven aquí -tomó su mano y la guió hasta el final de la azotea, donde se podía ver la ciudad en espléndidos colores. La ojiverde no hizo ni un esfuerzo en quitar su mano.

-Es... es muy lindo, _____ -dijo aun observando la ciudad, que cada vez cobraba más vida con el anochecer.

-Es mi lugar secreto. No le digas a nadie -dijo sonriendo. Lauren observó su sonrisa. Oh, esa sonrisa. La correspondió mostrando sus dientes. -Vamos a sentarnos -la condujo a una de las mesas a su alrededor.

-Si este lugar es secreto, ¿por qué hay tantas mesas? -preguntó sentándose.

-Verás -tomó asiento frente la ojiverde. -... las personas que viven aquí suben cuando quieran. Pero nadie me conoce, o al menos espero que no. Así que cuando necesito un tiempo para mi sola en un lugar que no sea mi casa, pues le pido de favor a Cliff que nadie suba.

-¿Cómo lo conoces?

-Cuando era más joven, y mi vida empezó a tornarse oscura, viví aquí, con unos viejos amigos de la familia. Ellos me acogieron. Cliff es viudo, pero ambos cuidaban de mi.

-¿Por qué pensó que yo era tu... pareja? -dijo tratando de quitarle importancia. _____ rió. En ese momento el ascensor se abrió dando el paso a una mujer con una carretilla con comida. Llegó hasta la mesa y colocó los platos para cada una.

-Gracias, Elizabeth -dijo la pelinegra, regalándole una sonrisa. Esta asintió y regresó por donde llegó. Volteó a Lauren. -Espero que te guste la pasta.

-Contesta mi pregunta.

Suspiró pesadamente. -Cuando comencé a acudir a este lugar, y Cliff aún no era viudo, les dije ambos que cuando trajera a alguien conmigo a este espacio sería... alguien que fuera algo más conmigo -contestó lo último con un susurro.