Veinticuatro horas habían pasado desde que Candy recibiera la noticia, no pudo dormir pensando en quién era el piloto fallecido, en las noticias todavía no daban un nombre todo eran especulaciones.
Annie entró en la habitación con una charola de desayuno para su amiga.
—¡Vamos Candy! se que no has pegado el ojo en toda la noche has estado en vela, pero por favor trata de comer algo o enfermeras, ayer lo poco que comiste lo vomitaste de la impresión.
—No tengo hambre Annie, ¡necesito saber...! la incertidumbre es peor, no puedo con esto.
Se escuchó timbrar el teléfono de la casa.
Deja ver quien llama, es muy raro que suene el teléfono de casa ya todos usan el celular.
Annie regresó apresurada.—¡Candy te buscan!
—¿Como dices Annie? —preguntó dudosa y dio un sorbo al jugo naranja.
—Es Richard Grandchester —murmuró con la voz entrecortada Annie.
Hubo una pausa, el sorbo de jugo se atragantó en su boca, no pudo evitar escupir, los latidos de su corazón se hicieron presente y su estómago dio un vuelco.
Annie le entregó el teléfono inalámbrico y ella lo tomó.—Bueno —logró decir en voz baja la rubia.
—No es un buen día hoy, Candy —dijo Richard Grandchester por fin—. En realidad un día muy malo creo que ya debes saber lo de Terrence.
Candy cerró los ojos y una onda de calor y mareo se apoderó de ella.
—Si, Duque.
Sí, respondió referente al accidente, pero no referente a su muerte. Nunca conoció al Duque de Grandchester, y por lo poco que hablaba Terry del tema, para él su padre estaba muerto, siempre que ella trataba de sacar el tema a flote. El evadió cualquier platica que involucraba a su padre, ¿acaso le llamaba para darle la noticia de su...?
—Entonces seré breve lo he preparado todo para que vengas. Un coche te recogerá en tu apartamento de Chicago, y te llevará al aeropuerto, un jet privado te dejará en Londres, y después te recogerán para llevarte a mi casa para que puedas ver a mi hijo, asegúrate de...
—¿Como ha dicho? Terry está... Vivo
—Candy respiró con fuerza como si golpearan su pecho.—Creías que está muerto —dijo con brusquedad.
—Disculpe, lo pensé por todo el alboroto que se ha hecho, y que no han dado aún el nombre del piloto fallecido no sabía si era Charly o Terry.
—Si, está vivo, pero debo advertirte que no está grave, pero si muy mal herido, No se como esta vivo, pero lo esta.
—Lo siento me imagino por lo que debe estar pasando.
—No necesito de tu compasión.
—No me mal entienda Duque de Granchester.
—Mi hijo te necesita, espero que hagas lo que se debe hacer y es, el de que su esposa esté a su lado. Es tu deber estar con él.
—Usted no entiende me alegra tanto que él haya sobrevivido, pero él y yo, ya... no estamos juntos desde hace más de un año, de hecho el divorcio...
No la dejó terminar la frase.
—No me importa, él te llama no deja de hacerlo, estuvo en quirófano y al estar estable lo he traído a casa con cuidado especializado y está roto en mil pedazos y su mejor amigo acaba de morir.
—Cha... Charly ¡está muerto! —Candy se quedó helada al escuchar la noticia.
No es que fuera su mejor amigo pero en cierta medida estuvo con ella en los tiempos más difíciles, la rubia miró un punto fijo y recordó como siempre la trató con afecto, cosa que a Annie le molestaba pues le decía que ese interés no era solo de amigos y que había algo en él que no le gustaba. Recordó como la citó una tarde en un bar, pues él le llamó llorando, ella sin dudarlo corrió a verlo, Charly se sinceró con ella y le contó sobre cómo Terry lo ayudó, y que amaba a una mujer pero no era capaz de confesarle su amor, entre copas la rubia escuchó la historia desde su niñez y cómo sufrió quedando huérfano desde pequeño, Candy lo abrazó de una forma fraternal, pero lo que Candy nunca supo es que una reportera obsesionada con Terry, tomó fotografías donde pareciera que con aquel abrazo se besaban, con un poco de edición y serían mandadas a Terry.

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AL LIMITE
FanfictionLa muerte de su madre lo marcó, las exigencias de su padre lo hicieron duro. Lo único que lo hace sentirse vivo es la adrenalina y la emoción qué provoca correr a más de 330K/h. Un automóvil de la F1. Al posar sus manos sobre el volante ahuyenta su...