No quería negarse a sí mismo que lo vivido la noche anterior era la despedida. ¡No podía ser cierto! la sintió estremecerse con sus caricias y besos, ella lo amaba, no había pronunciado las palabras pero sus gemidos y cuerpo lo gritaron todo el tiempo.
Regreso a su habitación, se vistió se puso un traje gris hecho justo a su medida, la buscaría en las oficinas de Renault y si no la encontraba ahí pediría la dirección de su casa, necesitaban aclarar muchas cosas. Debían hablar.
***
—"¡Tiene que ser una broma ¿verdad?! ¡Estás jugando conmigo!" ¡Abre la puerta Candy! Maldita sea —masculló entre dientes.
Terry trató por tercera vez, abrir la puerta de la oficina de Candy, la puerta tenía seguro; hizo el intento una vez más y siguió sin abrirse. Al escuchar pasos y murmullos, cercanos a la puerta, se quedó por un momento en silencio, pensando qué hacer, si necesitaba tirar la puerta, él lo haría.
Observó a la secretaría de Candy y otros empleados, deambulando por el pasillo.
La secretaría, pedía a los empleados, retomar sus labores, ella se mantenía en un hermético mutismo, a una distancia considerable de la puerta.
—¡Ay! —chillo ella, al escuchar el golpe seco, sobre la puerta una vez más; después de un rápido respiro, se dió cuenta que Terry se hacía hacía atrás para intentar derribar la puerta.
—¡Qué piensa hacer señor Granchester! —pregunto temerosa la mujer.
—¡Usted qué cree! Si ella no piensa abrir haremos esto por la fuerza, ella me conoce y sabe de lo que soy capaz.
—¡De verdad ella no está aquí! He mandado a traer la llave de la oficina con el señor George, él vendrá en unos minutos, yo le abriría, pero no sabía que ella no estaría aquí y no traje la copia de llaves que tengo, solo las llevo conmigo cuando la señorita Candy me avisa.
—¡¿Y dónde está?!
—No lo sé, señor.
—¡Maldita sea! ¡¿Cómo que no sabe dónde está?! —gritó dando un golpe con el puño en el escritorio de la secretaría, haciendo que ella diera un salto de su silla.
—¡Señor Granchester¡ ¡le juro que le estoy diciendo la verdad! la señorita Candy no se encuentra, ella me mandó un texto muy temprano —saco el celular de su bolso para mostrarle—. Mire me dijó que ya no vendría en unas semanas pues necesitaba viajar a Silverstone para arreglar algo referente a los motores, si no me equivoco con los de su escudería, la McLaren.
—¡¿Me está diciendo la verdad?!
—Por supuesto, no tendría por qué mentirle.
«Estará más cerca de mi de lo que imaginé, si crees que todo está dicho te equivocas pecosa testaruda» pensó para sí y después río —dio la vuelta al escritorio y le dió un beso en la mejilla a la secretaría de Candy, era una mujer ya mayor alrededor de cincuenta años había sido la secretaria de su padre, y aunque ya era tiempo de jubilarse le pidió a Candy poder seguir trabajando con ella.
—Es usted un amor —y le deposito un beso en su mejilla haciendo que Loren, riera y se sonrojara ante la actitud de Terry—. Perdón no quise reaccionar así, es solo que Candy logra exasperarme, ella huyó de mí me dejó en mi hotel dormido, pero la encontraré así se esconda debajo de las piedras —le guiño el ojo.
Loren solo rio ante las palabras del ojiazul.
—Amor... amor... —murmuró la secretaría—. Vuelve locos a esta juventud, pero vaya que si mi niña Candy, este joven es la horma de tus zapatos y es todo un galán andante, ahora entiendo por qué no dejas de suspirar.
![](https://img.wattpad.com/cover/206936146-288-k977331.jpg)
ESTÁS LEYENDO
AL LIMITE
Hayran KurguLa muerte de su madre lo marcó, las exigencias de su padre lo hicieron duro. Lo único que lo hace sentirse vivo es la adrenalina y la emoción qué provoca correr a más de 330K/h. Un automóvil de la F1. Al posar sus manos sobre el volante ahuyenta su...