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Faltaba una semana para que la gira terminara. Todos estaba más que emocionados. Gretel y Maxime seguían visitando de vez en cuando a Richard para pasar tiempo con él, ese era su principal objetivo.

En ese momento era viernes 31 de julio. Sólo habían pasado unas semanas desde que Richard y Gretel se habían comprometido y ambos estaban muy felices. Aún no podían dejar de hablar sobre ello.

Maxime había pedido y rogado por un permiso para quedarse en la casa de una de sus amigas a dormir. Después de tanto implorar, Gretel y Richard aceptaron. Incluso le pidieron permiso a Margaux y ella estuvo de acuerdo. Ella seguía llamando a su hija. A pesar de lo que había pasado, seguía manteniendo una relación con Tom, la cual empeoraba y mejoraba. Así eran las cosas entre ellos. Bastante tóxica, más que la relación que había tenido con Richard.

Gretel se quedaría a dormir sola, por primera vez en mucho tiempo, y hasta ahora estaba muy preocupada, Richard no la había llamado. Pero de la misma forma ella no había podido llamarlo, no tenía tiempo.

Ella estaba más que agotada, sentía que en cualquier momento caería dormida, sin embargo se mantenía despierta aún. Su compañero Harry seguía en casa, ambos estaban haciendo un proyecto. Ese chico era menor que Gretel, pero parecía lo contrario. Maxime tenía una hora que se había ido cuando la madre de su amiga pasó a recogerla. Harry llevaba ahí más de 5 horas. Ambos estaban agotados pero querían terminar el proyecto lo antes posible.

Ambos se habían cansado de estar en el estudio, por esa razón ahora estaban en la sala de la casa. Gretel escribía lo que Harry le dictaba mientras había media docena de libros alrededor de ellos.

—Deberíamos descansar Gretel —dijo Harry sin poder dar un poco más de él—mi cabeza comienza a doler.

—Falta completar dos páginas más Harry, terminemos de una vez para tener libre el fin de semana.

Harry asintió, decidió seguir trabajando.

No pasaron más de 30 minutos cuando la puerta de la casa fue abierta. Gretel y Harry se quedaron observándose por un momento, para confirmar si era real o comenzaban a alucinar. Al ver esa mirada, la chica decidió levantarse y cruzar la sala de estar para llegar a la puerta, Harry iba detrás de ella.

Richard había llegado, todo estaba silencioso ahora, pero antes había escuchado voces. En cuanto Gretel lo vio parado frente a la puerta, con una maleta en la mano, ella saltó de alegría y fue a abrazarlo.

—Cielo, no sabía que venías hoy.

Esa felicidad, hizo que la chica olvidara todo el cansancio que tenía.
Richard observó a Harry, detrás de Gretel.

—¿Quién es él? —la actitud de Richard cambió. Ni siquiera le importó la felicidad y fuerza con que Gretel lo abrazaba. Ella se separó de su novio, lo vio furioso. Por primera vez, estando con Richard, sintió miedo.

—Él es Harry, compañero de la escuela. Estamos haciendo un proyecto. Harry, él es mi prometido Richard.

—Ahora veo que es verdad que sales con el guitarrista de Rammstein —Harry comenzaba a ponerse nervioso por la mirada aplastante de Richard—. Mucho gusto, soy un gran admirador de la banda.

Richard se sintió traicionado. No sabía explicarlo ni él mismo. Ese chico era muy guapo, sabía que Maxime no estaba en casa, que conveniente había sido que ese chico estuviera en la casa el día en que Gretel se quedaba sola. Kruspe no estaba de humor para explicaciones.

—Bien —dijo eso tomando las llaves del auto, sin ver a Gretel— yo regresaré en un momento.

Y sin decir nada más salió de la casa, desesperado. Iba a hacer lo que no había hecho desde hacía mucho tiempo.

Déjame Sanarte |Richard Z. Kruspe| RammsteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora