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Los tres se encontraban en un restaurante. No recordaban que aún no habían comido, no hasta que llegaron al hotel y dejaron las maletas en esa amplia habitación.

Algunas personas habían reconocido a Richard y le habían pedido fotos y un par de autógrafos.

—Iré al baño señoritas, regreso pronto —Richard se retiró dejándolas solas, en la mesa. En cuanto se alejó lo suficiente, Maxime habló.

—Gretel. No quiero seguir viviendo con mi mamá. La amo pero creo que ella a mí no.

—¿Por que piensas eso linda? Estoy segura que tu mamá te adora.

—Es diferente cuando ella y yo estamos solas. Tom siempre va a nuestra casa, a veces se queda a dormir, no me molesta pero si me molesta que él la hace llorar, mi mamá grita por las noches cuando Tom se queda, se escuchan golpes y mi mamá le pide que no se detenga, cuando trato de ver que le está haciendo no me dejan entrar a la habitación. No me gusta eso —lo que la pequeña le estaba diciendo era muy grave, ¿Margaux era capaz de tener relaciones sexuales de esa forma mientras Maxime estaba en la casa y podía oírla?—. Tom no me trata mal, sólo que me incómoda.

La pequeña bajó la mirada un poco avergonzada. Esto despertó la alarma de Gretel.

—¿Te ha hecho algo feo? Maxime puedes confiar en mí, linda. Cualquier cosa que te pase y que consideres incorrecta yo la arreglaré enseguida.

Maxime sabía que era cierto. Gretel la había ayudado a salir de ahí, era obvio que la ayudaría a cualquier otra cosa.

—Es que no me gusta estar con él. Mi mamá a veces nos deja solos, él se acerca a mí y trata de jugar conmigo. Cuando no quiero jugar con Tom o le pido que se aleje, él insiste en seguir a mi lado. No es como tú, tú sabes respetar mi espacio personal pero él no. Ha intentado meterse al baño mientras mi madre me ducha, e incluso él ha intentado bañarme. Eso no me gusta.

Gretel tuvo una introspección a su pasado, todo eso le parecía muy familiar a lo que ella vivió, y todo terminó en una violación. No conocía a Tom, y no sabía que clase de persona era, pero si Maxime no se sentía cómoda con él y sus acciones, no era correcto que ese hombre siguiera conviviendo de esa forma con la niña.

—¿Lo has hablado con tu madre? —la niña asintió triste. Comenzó a sentir que Gretel realmente la estaba escuchando, se sintió segura. Así que ambas se veían a los ojos, la pequeña a veces movía la mirada, jugando nerviosa con sus manos.

—Dice que exagero, que Tom no me haría daño nunca. A veces siento que no me escucha. Cuando él no está, ella sólo usa el celular para hablar con él. Cuando Tom está, ella enciende la televisión para que yo la vea y desaparecen. Llamé a mi papá porque esta mañana, antes de ir a la escuela, los escuché cuando él salía de su habitación. Ambos hablaban sobre ti, Gretel. Mi mamá decía que ahora todo el dinero sería para ti, que ya no encontraba la forma de obtener dinero, que tenía que deshacerse de ti, reconquistar a mi papá. Durante las últimas semanas me ha dicho que tú eres mala, que mi papá te quiere más a ti que a mí, y que por esa razón ya no iba a regresar aquí jamás. Mi mamá intenta alejarme de ti y trata de convencerme de que yo le diga a mi papá que extraño verlo en casa. Así me lo ha dicho ella. Y yo no creo que tú seas mala, a parte me di cuenta que mi papá si me quiere porque hoy vino a verme cuando se lo pedí.

Gretel había sido bombardeada de información.

—Te sacaré de ahí.

—Yo hablaré con mi papá también Gretel, pero no le digas lo de Tom, no se lo diré, no ahora.

—Ya veo que se llevan muy bien —decía Richard acercándose de nuevo a la mesa—, eso me encanta.

Los tres comenzaron a hablar, Maxime preguntaba muchas cosas a ellos dos. A pesar de escuchar a su hija, Richard a veces se quedaba apreciando a Gretel, viéndola fijamente a través de esos lentes de sol.

—Deberíamos ir de vacaciones, los tres —habló Maxime en un pequeño esfuerzo por intentar irse de New York.

—Sería una idea maravillosa ¿no crees Richard?

—Por supuesto que lo sería. Pero en vacaciones porque aún tienes que ir a la escuela, cielo.

Maxime quería encontrar un lugar para hablar con su padre, Gretel lo sabía. Una vez que terminó su comida ella se levantó para ir al baño, cuando se alejó echó un vistazo a la mesa, la niña ya le hablaba a su padre.

—Papá, espero que no te molestes pero quiero decirte algo.

—¿Qué pasa, cielo? —Richard se giró para observar a su hija.

—No quiero seguir viviendo con mi mamá. Es que siento que no me pone atención desde que apareció Tom. Él no me cae bien papi. Y sinceramente te extraño mucho, sé que con Gretel me la pasaré bien, no sé si le agrado o no pero ella a mí si. Papi sólo quiero irme con ustedes.

Richard estaba un tanto impactado, esa niña de 8 años le estaba pidiendo que la alejara de su madre. Él conocía una realidad donde los niños eran más apegados a su figura materna.

—Cielo ¿tú madre te ha hecho algo?

—Es que ella me grita, tienes que creerme. Yo la amo pero no puedo estar otro día más con ella. No me quiere. Me oculta cosas, piensa que soy tonta para entender las cosas, creo que mi mamá es mala.

Maxime le hablaba a Richard lo mismo que le había dicho a Gretel, ocultando el tema de Tom pero si revelando otra parte de la historia.

—Mi mamá se dio cuenta que esta mañana escuché su conversación con Tom, cuando él se fue mi mamá me golpeó —los ojos de Maxime volvían a llenarse de lágrimas. La niña levantó la manga de su blusa revelando moratones en su brazo pequeño— aún me duelen mis pompis. Mientras me golpeaba ella gritaba que tenía que matar a Gretel, que lo iba a hacer porque ella se había adueñado de todo lo que le pertenecía, del dinero, de su dignidad, de ti y de mí.

Gretel observaba a lo lejos a ambos hablando. Veía a Maxime llorar y a Richard muy molesto.

—Voy a arreglar todo cielo, y tú te irás con nosotros en cuanto nos vayamos.

La pequeña asintió mientras Richard la abrazaba fuerte.

—¿Qué pasará con Gretel? —preguntó rompiendo el abrazo.

—Oye, Gretel es muy buena defendiéndose de brujas —dijo haciendo referencia al libro favorito de su hija— ¿crees que no va a poder con tu madre? —Maxime sonrió limpiando sus lágrimas—. Y tú y yo cuidaremos de ella, somos una familia, nos cuidamos los unos a los otros.

—Gracias papi.

Gretel decidió que era momento de regresar cuando Richard se percató de que ella los observaba a lo lejos. Apenada regresó a la mesa.

Saliendo del restaurante, fueron a la tienda de helados favorita de Maxime. La noche caía y todos agotados, regresaban a la habitación de hotel. Cuando Richard terminó de duchar a su hija y de poner su pijama, le comenzó a leer Hansel y Gretel. Reesch ya podía decirlo de memoria, su hija jamás se cansaba del libro y él se veía obligado a leerlo una y otra vez. Maxime se quedó dormida sobre una de las grandes almohadas en la cama matrimonial. Richard fue a buscar a Gretel en el comedor de la habitación/departamento. La chica tenía en sus manos el collar que él le había regalado, el día que comenzaron a ser una pareja oficialmente; veía el pequeño búho pero se encontraba pensando. Dejó de hacerlo cuando Richard se sentó en la silla frente a ella.

Ambos se vieron fijamente, estaban cansados y sobre todo impactados, no sabían que pensar. Richard se rompió, comenzó a llorar frente a la chica. Ahora no sólo se sentía un mal hijo, se sentía un pésimo padre. Recordó a Roth diciéndole: <<Donde sea que estés todo será mierda porque sólo echas a perder todo lo que tocas. >>

Déjame Sanarte |Richard Z. Kruspe| RammsteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora