2. Sin Recuerdos (Saga «La Única»)

#22 Victor

Actualidad – Miércoles 7 de Noviembre

Entro por la ventana de mi habitación de nuevo y me encuentro a Aaron sentado en mi cama. Me mira con los ojos entrecerrados y se pone de pie cruzando sus brazos.

—¿Dónde coño estabas? —me pregunta furioso.

—Tenemos un problema —susurro.

—¿Qué clase de problema? —pregunta mirando la casa de Nora a través de la ventana tragando saliva.

—Esa clase de problema —afirmo leyendo sus pensamientos.

—Mierda, mierda, mierda... Sabía que algo había pasado cuando me he dado cuenta de que te has saltado la última clase —dice paseando de un lado al otro de la habitación mordiéndose la uña.

—Cálmate. Tenemos que pensar en algo.

—Lo sé pero ¿el qué?

—Tengo que sacarla de aquí antes de que alguien lo averigüe.

—¿Y mis padres?

—No pueden saberlo.

—Se enterarán.

—Lo harán cuando ya no esté aquí.

—¿Qué quieres decir?

—Voy a llevármela algún lugar donde nadie la encuentre y esté a salvo, podríamos irnos este fin de semana sin que nadie se enterara.

—¿Estás loco? No puedes hacer eso Vic...

—Vete a dormir Aaron. —Suspiro—. Mañana hablaremos.

Aaron gruñe en desacuerdo pero finalmente me deja a solas con mis pensamientos.

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Flashback – Viernes 19 de Octubre

Aaron y yo vamos a la entrada nuestro poblado. Es de noche y la oscuridad nos protege. El poblado está vacío y tranquilo, es tarde y ya nadie ronda por aquí. Hay poca gente que viva dentro del poblado a lo largo del año. Se llena siempre en las fiestas, sobre todo en verano, pero ¿entre semana, en época de clases y trabajo?, está prácticamente desierto; a excepción de los que trabajan dentro del clan.

Pasamos por delante de la casa de Amalia con un silencio a conciencia, ella es una de las pocas personas que viven aquí. Tendría que haber muerto hace un montón de años y no envejece nunca así que sería sospechoso que viviera en el pueblo, con los humanos, tan tranquila.

Por fin llegamos a la puerta del castillo. Esto es lo más complicado ya que no hemos trazado ningún plan, improvisamos sobre la marcha; cosa que es una muy mala idea.

Somos tontos de remate.

Entramos dentro sin hacer ningún ruido caminando sin decirnos nada, lo único que se escucha son nuestras respiraciones. Hay un guardia parado en la entrada que da al gran salón. Eso es raro, si hay un guardia es que hay alguien dentro, ¿quién habrá? Aaron me da unos toquecitos en el hombro y me señala el otro pasillo con urgencia. Asiento. Tiene, razón, tenemos que darnos prisa.

Llegamos a la puerta correcta. Detrás de ella está la única sala por la que puedes llegar a las mazmorras así que habrá uno o quizás dos guardias dentro. Miro a Aaron y le doy la señal, esto es para lo único que venimos preparados.

Jake nos ha dejado un pequeño robot que creó en clase de tecnología. El tío es un puñetero crack con estas cosas. Encima del robot hemos puesto un aerosol que dejará inconscientes a los guardias durante un rato, al menos el tiempo suficiente para ver a Nora. El robot es muy pequeño pero por desgracia no tanto como para caber por debajo de la puerta así que con cuidado abro la puerta.