Delayed Flight - [Walls]

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Estar caminando por el angosto pasillo de aquel avión luego de 15 horas de merodear sin rumbo por el aeropuerto, lograba generar en mí un alivio inigualable. Las azafatas que estarían presentes en el vuelo tenían toda la pinta de ser bastante amables, y no había demasiada gente viajando. Parecía como si el universo hubiera decidido premiarnos de alguna forma a causa de habernos hecho aguantar el retraso.

Después de acompañar a la pobre señora al baño, hablar un poco con ella y ayudarla a encontrar el lugar de donde salía su vuelo, se encontraba tan agradecida con Ginés y conmigo que terminó por regalarnos algunos chocolates. Nos contó que había venido a visitar a sus nietos a Argentina, y que ella ahora se volvía a Irlanda. Realmente nos había sorprendido lo bien que se manejaba y lo bien que se veía para su edad, se veía como una señora agradable y activa.

Después de todo, intentar ser una buena persona no había salido tan mal. Además, el hecho de distraernos con otras cosas había ayudado un poco a que la espera para nuestro vuelo no se hiciera tan larga.

Una vez encontrada la fila de asientos que nos fue asignada, guardamos nuestras mochilas en el compartimiento ubicado en la parte superior. Elegí sentarme en el asiento junto a la ventanilla, y mi compañero, del lado del pasillo. Al fin podía decir que me encontraba del todo tranquila.

Envié un mensaje al grupo de WhatsApp que tenía con Mateo y Valentín para avisarles que en menos de una hora ya despegaría mi vuelo, y ellos me respondieron casi al instante deseándome suerte y buenas vibras.

De paso, y como todavía teníamos algo de tiempo, aproveche para subir una foto que me había tomado Ginés mientras subía al avión. Había salido bastante bien para ser casual.

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@nya.ricci Al fin 🙏🏻✈️
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@wos.ds3 Que linda mi amiguita🥰

@wallsssssss El mejor fotógrafo🙋🏼
↪️@wos.ds3 Y éste?
↪️@nya.ricci El mejor sin dudas😜 te quiero

Coloqué el celular en modo avión, y lo guardé en mi bolsillo. Descansé mi espalda sobre el respaldo del asiento, y cerré mi ojos, disfrutando de la comodidad el mismo.

—Vanya —escuché al chico a mi lado nombrarme en un susurro, y dirigí mi mirada hacia él—. Sobre lo de antes...

—¿Qué cosa? —pregunté haciéndome la desentendida, con una sonrisa inocente adornando mi cara.

—Pues ya sabes, lo del beso.

Sus mejillas se tornaron de un tenue color rojizo, se notaba que estaba algo nervioso. Amaba que fuera tan tímido, le hacía ver sumamente tierno.

—¿Qué beso? —le dediqué una mirada divertida, y él bufó, girándose hacia el lado del pasillo y dándome la espalda. Me reí y puse mi mano sobre su hombro—. No pasa nada. No es como si hubiéramos hecho algo malo.

Después de algunos segundos, sus ojos verdes se encontraron finalmente con los míos. No pude evitar bajar mi mirada hasta sus labios, los cuales estaban apenas entreabiertos, y relamí un poco los míos.

Esta vez, sin dudarlo demasiado, Ginés acortó la distancia entre nosotros, uniendo nuestros labios suavemente. Subí mi mano, tomándolo suavemente de la mejilla, y acercándolo un poco más a mí, mientras intentaba seguirle el ritmo del beso. Podía escuchar a las azafatas dando las indicaciones en caso de emergencia, pero eso era lo último que me importaba en ese momento.

Nos separamos a los pocos minutos por falta de aire, justo en el mismo instante en el que el avión comenzó a moverse lentamente. Colocamos nuestros cinturones, a la vez que tomé su mano y le dediqué una sonrisa. Suspiré, y dirigí mi vista hacia la pequeña ventana. Aquí comenzaba un viaje de ida, pero éste era sin retorno.