Mercenario

14.9K 497 91
                                        

Los primeros rayos del sol danzaban entre las nubes revelando los edificios altos y majestuosos de Berlín mientras una fina lluvia los empapaba, resbalando por las grandes ventanas que cubrían cada pared de los edificios, donde las personas parecían trabajar, sentados en sus escritorios con las chaquetas fuera, mostrando concentración, nerviosismo...miedo al fracaso, todo eso mientras fuera, los coches avanzaban por las calles, los peatones caminaban por las aceras con auriculares en sus oídos, ajenos al bullicio que parecía recibirlos cuando pisaban la calle ya fuera de sus casas, de camino al trabajo, la escuela o a algún lugar donde ellos mismos descansaban.

No era un mal día. Las nubes cubrían ligeramente el sol con un ligero viento que soplaba del este, generando una sensación térmica de menos dos grados mientras realmente hacía algo más de calor. Por lo mismos, cuando las personas abrían sus bocas, soplando, el vaho ascendía por el cielo perdiéndose completamente dando forma a sus respiraciones. Dada la temperatura, muchos habían optado por llevar enormes abrigos y gruesos guantes con los que cubrir sus manos, mientras unas bufandas o bragas cubrían sus rostros tapando levemente la mitad de su nariz y la parte inferior de su rostro, dejando solamente ojos visibles a los demás viandantes, quienes estaban centrados en sus propios pensamientos o en los móviles que llevaban en la mano, tecleando algo en sus pantallas, siendo dificultoso por los guantes anchos de algunos lo que hacía que muchas personas se vieran obligados a quitárselos, dejando a la intemperie sus manos y las volvieran a meter dentro de los mismos guantes cuando terminaban de contestar a la personas; para nuevamente quitárselos cuando la misma contestaba, pasando por el proceso nuevamente, haciendo suspirar a la persona al sentir el aire gélido que rozaba su piel desnuda, haciéndola parecer mucho más blanca de lo que era y a los segundos tornarse rojiza o ligeramente morada, dando la sensación de haber alcanzado una temperatura lo suficientemente baja como para dañar a la persona que se había detenido, centrado en la conversación virtual que tenía con una persona al otro lado del mundo, tal vez.

Por ello, cuando un convoy de vehículos negros se detuvieron frente a un alto y cristalizado edificio mostrando el logo de Lexus, muchas de las personas nos se dieron cuenta de ellos hasta que el sonido de puertas abrirse, y gritos de hombres se dejaron oír por la zona, ahuyentando a los viandantes mientras hombres y mujeres uniformados de negro dejaron la seguridad de sus vehículos, mostrando llevar fusiles de asalto en mano, apuntando al frente.

Delante del pelotón de soldados, un cartel que decía Industrias Stark dejó de mostrarse entero, siendo bolado en pedazos por un lanzagranadas que ejecutó el disparo.

―¡Moved el culo, bastardos inútiles!―gritó una voz gruesa, joven, siendo acatada por los demás quienes comenzaron a caminar en formación, ejecutando a las personas que tenían delante sin temor, con el repiqueteo de las balas golpeando al suelo con cada paso que daban.

Quien había dado la orden, caminaba en la retaguardia con toda la calma del mundo, pasando por encima de cadáveres, personas agonizantes y cristales, haciéndolos crujir cuando los pisaba con sus botas militares. Era ligeramente alto, llegando tal vez al metro setenta y cinco, con una buena constitución bajo el uniforme negro que llevaba, con un casco sobre su cabeza, unos goggles negros sobre sus ojos y un cubrebocas tapando lo que quedaba de su rostro, haciéndolo irreconocible y pareciendo ser otro del puñado de asaltantes que habían irrumpido en aquella fábrica.

Pero aquel sujeto, tenía algo distinto a los otros. Llevaba un rifle de asalto como los demás, con una Glock en la cartuchera en la pierna derecha, con un cinturón con bolsillos para llevar cargadores, así como en su chaleco antibalas hecho de kevlar que lo protegía de cualquier impacto de bala en su torso. La única diferencia, era el mango de una katana en su espalda, sobresaliendo por su hombro derecho, completamente negra y sin detalle alguno que la distinguiera de otra.

Naruto: El ActivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora