Naruto: El Activo

Extremis

Impulsó su cuerpo nuevamente hacia arriba usando sus brazos, contrayendo los músculos de la espalda, entrelazando las piernas, resoplando con mechones de cabello sobre su frente, obligándolo a parpadear cada pocos segundos, intentando que ellos mismos se apartaran cada vez que alzaba su cuerpo, notando el sudor escurriendo por su torso, goteando al suelo bajos sus pies. Estaba colgado de una barra haciendo flexiones usando únicamente sus brazos como todo apoyo, como palancas para poder subir. Las manos, cubiertas por un par de guantes que impedían que se resbalara, pedían un poco de descanso mandándole pinchazos con cada subida de cuerpo que hacía. Soltó la misma barra, cayendo al suelo y tambaleándose, viéndose obligado a apoyarse sobre la rodilla derecha mientras dejaba caer la cabeza respirando con agitación, sintiendo el sudor escurriendo.

Cerró los puños mientras recuperaba la respiración normal, dejando caer su cuerpo sobre su culo, sentándose, con las rodillas retraídas y mirando a aquel techo gris que lo cubría, perteneciente a la base de Hydra situada bajo tierra, cerca de Canadá por lo que una agente le había informado, perteneciente a STRIKE. No había esperado un traslado tan apresurado del lado de Pierce, pero al parecer habían empezado a tener problemas con una empresa denominada Ideas Mecánicas Avanzadas, o más bien llamada A.I.M. Al parecer, el presiente de aquella empresa había creado un pequeño acuerdo con Hydra para proporcionarles Extremis, una terapia génica capaz de regenerar tejidos, algo sumamente innovador y valioso para los planes de la cúpula de la facción nazi. Aunque de nazi, ya no quedaba absolutamente nada, tal vez algunas ramas de la misma Hydra, pero nada más. Solo mostraba orden al mundo.

Según le había comentado Rumlow, Pierce quería obtener el Extremis para poder generar de este modo un pelotón con soldados mejorados de Hydra, capaces de regenerarse ellos mismos y evitar la muerte de un simple disparo o un golpe demasiado fuerte, dando de este modo una ventaja a los de Hydra muy valiosa en el campo de batalla cuando enfrentaran a SHIELD, quienes habían empezado a investigar a A.I.M.

Sonrió cuando el recuerdo de Stark le vino a la mente. Al parecer, el propio Iron Man estaba celoso de los descubrimientos hechos por Aldrich Killian y su ayudante, una mujer despechada que Stark abandonó como hacía con todas. Había hecho sus deberes cuando Rumlow le pasó los informes, leyéndolos al completo.

Aunque era aburrido.

Desde que A.I.M se había mostrado a la luz del sol, Industrias Stark se había visto afectada con la bajada de sus activos en bolsa, algo demasiado extraño, por lo que él se había dado a la tarea de investigar. Durante unas horas se quedó en la sala de informática, al lado de una chica de Hydra llamada Casandra que lo ayudó en su investigación y ambos sacaron una segunda empresa prometedora, aliada con Hydra.

Cybertek. Aquella empresa parecía dedicada a la robótica y la biomecánica, alfo que atrajo su atención por completo. Sabía que Pierce no era un idiota, por lo que aquella empresa, así como A.I.M sin duda tenían unas funciones específicas y que después serían absorbidas por la propia Hydra. Nadie se salvaba de Hydra. Si alguien dejaba de ser útil, simplemente era tragado y no se volvía a saber de él. Era una lastima que el propio Pierce no fuera como Red Skull, el enemigo mortal del Capitán América. Ahora toda la organización parecía seguir al propio Pierce sin discernimiento.

Resopló y volvió a ponerse de pie, tomando una toalla a su lado y pasándola por su rostro. Estaba cansado de estar escondido. No era un agente de campo por quedarse sentado. Sería mucho más útil a la propia Hydra fuera de aquel lugar, destruyendo a sus enemigos. Pero reconocía que la labor que habían llevado hasta ahora era demasiado encomiable. Estaban dentro de SHIELD dispuestos para iniciar una guerra contra el mundo, tomarlo bajo sus garras. Solamente necesitaban tiempo, era algo que jamás podría faltarles.