Naruto: El Activo

El Activo de Fury

Miró son ojos tristes las esposas que cubrían sus muñecas impidiendo que pudiera hacer cualquier movimiento de los brazos, como masajear el cuello o el hombro que habían sido dañados por su anterior amigo y casi hermano, Bucky Barnes, quien parecía haber sido controlado por Hydra completamente deshaciendo sus recuerdos, implantando otros y creando un control sobre el sargento, quien apenas parecía haberlo reconocido cuando ambos fueron criados juntos, como hermanos, en las calles de Brooklyn de una Nueva York demasiado distinta a la actual, cuando los hombres parecían ser llevados por el camino de la lucha cuerpo a cuerpo y dejando la mente a otros.

Jugueteó con sus pulgares mientras sus manos estaban entrelazadas, siendo el apoyo donde su mentón descansaba. Su piel parecía haberse vuelto ligeramente más blanca, seguramente de la impresión al ver a su mejor amigo resucitado, con los mismos años que él seguramente, pero siendo el causante de la muerte de Howard Stark y a saber cuantas barbaries más, algo que realmente lo estaba molestando. Jamás pensó en destruir completamente Hydra o asesinar a Cráneo; pero Alexander Pierce estaba llevándolo a querer hacerlo y usar sus propias manos para ello.

Chasqueó la lengua detrás de la dentadura inferior, recostándose en la pared de aquel camión que los llevaba de vuelta al Trsikelion a él y sus compañeros, algo que no podía frenar por más que quisiera. Había obligado a Sam a enfrentar a Hydra usando su equipo que le hacía tomar el papel de Falcon. Y por ello había sido golpeado por Bucky y siendo mandado contra un vehículo sin miramientos por parte del Soldado del Invierno. Sabía que estaba más lastimado que él. Incluso Romanoff lo estaba. Nadie contaba con su metabolismo. Tal vez Hulk o Thor, pero nadie más.

Y eso era lo que más le enojaba. Permitió que Sam fuera herido y Natasha derribada y no pudo detener a su enemigo porque se había revelado como su amigo de la infancia, mostrando el aspecto despiadado de un verdadero soldado y sin sentimiento alguno. Si no hubiera sido por ellos, no dudaba de que Bucky hubiera matado a los civiles presentes en la calle, sin importarle su edad o estado.

―Lo lamento―dijo Rogers, mirando primero a Natasha y luego desviando sus ojos hacia Sam, quien le dio un encogimiento de hombros y luego ocultó todo lo posible una mueca de dolor que no pasó desapercibida para el Capitán y la espía, quienes fruncieron el ceño levemente sabiendo que su amigo había sido herido, seguramente contando con alguna costilla rota y con hematomas, probablemente, por la zona golpeada―. Por mi culpa hemos caído en manos de Hydra.

Realmente sentía lo que había pasado. Sabiendo los planes del propio Pierce, había caído antes de la llegada al Triskelion para detenerlos, destruyendo sus planes con la destrucción de los Helicarrier que una vez Fury le mostró. Gracias a Zola habían descubierto varios pasos de los planes del secretario y sobre la creación, dentro de S.H.I.E.L.D, de la propia Hydra nuevamente, todo por su mano y a la sombra de todos, llegando ahora a una destrucción mundial con la muerte de millones de personas inocente que aun no habían hecho nada para sufrir aquel destino. Pero todo había sido para nada. El Soldado del Invierno los había tomado desprevenidos, derrotándolos por completo sin más, él solo. Los había puesto en jaque y no podían haber hecho nada.

Golpeó el talón sobre el suelo de aquel compartimento en el que estaban confinados, avanzando hacia su prisión personal. Quedaba claro que Pierce se iba a deshacer de ellos cuando pisaran el Triskelion o los controlaría como había hecho con Bucky.

―Es más mi culpa―replicó Sam, sacándolo de sus pensamientos. Movió los ojos hacia su compañero, viendo como este rechinaba los dientes a causa del dolor. Probablemente tendría más de una costilla rota tras caer sobre un coche, tas el golpe de Bucky―. Si hubiera estado más atento, no habría terminado hecho papilla por ese soldado. En serio, ¿quién era?