Capítulo Veinte

914 80 18
                                    

La vida en el complejo era maravillosa, no había persona que pudiera resistirse al encanto de los cachorros Stark-Rogers quienes con sus escasas semanas de vida se pasaban el día con los ojos bien abiertos como si buscaran absorber cada detalle de su entorno y sus risitas inundaban cada rincón de su hogar

-¿Quién es la niña más hermosa del mundo?- susurró el moreno mientras jugaba con la pequeña castaña

-Ciertamente no hay cachorrita más bella- con una radiante sonrisa desde su lugar en la alfombra mientras acunaba a Peter contra su pecho. El rubio se sentía demasiado afortunado de que sus hijos fueran físicamente una copia de su amado

-Su aroma se está intensificando ¿Lo notaste?- cuestionó Tony con mirada ilusionada

-Por supuesto que sí Tiny, Morgan huele como a pan casero- aseguró sonriendo

-¡Sí! Mi pequeña Magoona es un pancito dulce y mi Petey huele a chocolate casero- exclamó emocionado- Tenemos que presentarlos con la manada y asignarles padrinos, no podemos perder más tiempo.

-Lo haremos amor. Pero baja las revoluciones un poco- rio suavemente y desplegó su aroma para relajarle

Tony suspiró con fuerza para tomar asiento en el suelo junto a su marido

-Lo siento, sólo... quiero hacer todo bien

-Y así lo haremos cariño- susurró besando su mejilla lo cual causó una tierna carcajada en los gemelos que parecían adorar las demostraciones de amor de sus padres

-¿Sabes?- el omega jugaba con las manitas de Peter- creo que el aroma de este pequeñín es aún más específico. Inhalo su aroma y juro que regreso en el tiempo a aquellas tardes solitarias y tristes en las que Jarvis me preparaba el chocolate con malvaviscos más delicioso que he probado en la vida

-Me pasa lo mismo- confesó el rubio- Morgan tiene el aroma del pan casero de mi abuela, yo era muy pequeño cuando murió, pero mamá siguió preparando su receta y recuerdo ese aroma a la perfección, además...

-¿Qué sucede amor?- preguntó al ver que se callaba

-¿Qué oliste esa tarde en el Hellicarguer?- cuestionó mirándole a los ojos

-Yo...- el moreno se sonrojó con violencia- Papel tibio y carboncillo, y petricor, pero olías exactamente como la tierra cuando jugaba en la lluvia en los lindes del bosque de la Villa Carbonelli, la casa de verano de mamá en Italia...

-Bueno, yo primero olí el café, un café intenso y caliente recién hecho que me recordó a mi hogar, al café que preparaba mi madre y que era el único que no me sabía cómo a calcetines- susurró sonriendo- después sentí las manzanas acarameladas

-Entonces es cierto que el destino te hizo enteramente para mí- murmuró el omega

-Y a ti para mí- contestó Steve sonriendo

La pareja se veía a los ojos sin decirse nada, con sus feromonas hablando por si mismas y haciendo a los pequeños ronronear gustosos por tantas sensaciones agradables

-Fui un completo idiota al negarme en redondo a esto, por poco lo arruino...- por fin se atrevió a decir el menor

-No Tony- susurró el capitán haciendo que le mirara- Me hiciste demostrar que era digno de ti, hiciste que demostrara que te merecía y eso hizo que te amara como lo hago ahora

-¿Cómo es que ves cosas en mí que yo no logro ver?- cuestionó con una suave sonrisa

-Porque ese es mi trabajo- aseguró besando castamente sus labios- ahora, deja de torturarte, eres el mejor esposo, el mejor omega y estoy seguro de que no habrá madre que se te pueda comparar.

Just like Animals (Super Psycho Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora