Crónicas del feroz sobreviviente humano, Samuel Adeodato.
...
Muerte, en mi mente solo había muerte...
Aún recuerdo el ruido, era ensordecedor, el retumbar constante de las ametralladoras, las explosiones causadas por granadas y los horripilantes gritos de las víctimas de aquel terrible acontecimiento. De estos últimos algunos imposibles de no escuchar, y otros que simplemente eran representados por las expresiones de miles de cadáveres amontonados en un suelo teñido en carmesí.
De un momento a otro me encontraba en un campo de batalla y frente a mí, sus cuerpos. Mi familia, todos y cada uno de ellos... Sin vida. Y aunque en ese momento no podía siquiera procesarlo, aquellos gráficos recuerdos no escapaban de mi mente.
Viéndolos, irónicamente podía escuchar sus últimos respiros y eran igual de ensordecedores que todo lo demás que pasaba a mi alrededor.
El ruido, yo solo quería que se fuera, quería que todo acabara, y así fue, acabó...
Pero eso no fue mejor...
Nos sentimos todo, terminamos en nada y el todo dura poco, es lo que entendí de esta miserable experiencia que ha sido mi vida. Y ahora mis sentidos solo tienen en mente el ruido, el ruido de la destrucción, el ruido de la guerra.
Si es que pudiese, Papá diría que no sea un cobarde, viéndome lloriquear por cosas "insignificantes" como estas, era veterano después de todo... Pero él ya no está, ¿cierto? Él ya no está... Al igual que todas las personas a las que alguna vez fui cercano.
Quizás por mis depresivos y adolescentes pensamientos anhelaba que desapareciese, que el mundo que en ese entonces me rodeaba simplemente se hiciese añicos. Pero de todos mis deseos que alguna vez tuve, ese fue el único que se cumplió y desde entonces solo tengo una interrogante en mi cabeza:
¿Debería agradecerle?
Él, el causante de toda mi miseria, el destructor de nuestro mundo... Cumplió mi deseo, pero... ¿Por qué me sentía tan incompleto? ¿Por qué tenía tantas ganas de estrangularlo? Eso ya no importaba, nada importaba y solo quería...
morir...
Ya no quedaba nada que hacer, nada por lo que luchar y solo podía seguir pensando en mi miseria en aquella nave de porquería en la que me encontraba. Completamente solo en una especie de celda, atado a una silla, con miles de rasguños y sin mi brazo izquierdo.
Nos sentimos todo, terminamos en nada, y en nada también se quedó mi mundo. Es curioso cómo puede pasar todo de un día normal a una completa pesadilla. Fuego, destrucción, muerte... Como si un maldito meteorito hubiera caído sobre nosotros, la Tierra ya no existe más, y sus habitantes, al igual que las crónicas de millones de años de historia...
Se desvanecieron como partículas de polvo.
...
PLANET CHRONICLES: Levántate y pelea.
Capítulo uno.
Hagámoslo simple: una gran guerra entre galaxias, bombas por aquí y por allá, y boom... Adiós planeta Tierra. El mundo se acabó y todo porque unas personitas no estuvieron de acuerdo unas con otras; la capa de ozono se llenó de huecos, las plantas comenzaron a morir, luego los animales y por supuesto seguimos nosotros.
ESTÁS LEYENDO
Planet Chronicles: Levántate y pelea.
Science FictionUn mundo distante... El planeta tierra no existe y estos cinco individuos cuanto menos extraños, de alguna manera u otra harán contacto en esta gigantesca nave de guerra. No se dejen engañar por las apariencias, no teman en conocer a estos sujetos...