"La vida es una montaña rusa"

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Crónicas del científico sourdesian amante de la música, Blaze Doubtdriller.

...

Aurotsida, planeta de los sourdesians, año 2093.

Escuela Prag Manta, de tarde.

Hay fuego en todas partes, los escritorios apenas se mantienen en pie y no pasará mucho hasta que dejen de resistir. Me encuentro encerrado en el salón de ciencias, tratando de no ceder a la desesperación, pero aún así sabiendo cual sería mi triste destino.

Voy a morir... Y a pesar de que siempre he tenido claro que es mejor caer en el sueño eterno recordando todo lo que has hecho, prefería no hacerlo porque mi vida era una mierda. Y aunque de vez en cuando culpaba a ajenos y a las circunstancias por mi estado, en el fondo de mi ser sabía que el  verdadero responsable de mi infelicidad...

 era yo mismo.

¿Pero quien soy yo? Pues que mi nombre es Blaze, soy de Aurotsida, por lo que pertenezco a la raza de peces humanoides conocida como Sourdesian, tengo 17, curso último año y...  Acabo de provocar un incendio. No, no bromeo: Literalmente mi escuela está en llamas y bueno, tengo que reconocer que siempre me ha gustado llamar la atención, pero esta vez coincidía con quien me acompañaba en esos momentos.

—¡Blaze Doubtdriller! ¡Eres un idiota! —chilló enojada la delegada de la clase tanto como de defensa civil, Mercedes Dorsalis, que se había quedado dentro del salón al igual que yo.

Yo no podía reclamar y es que tenía razón. Había iniciado como un mero "chiste" con una mecha y luego... ¡Boom! Explosiones por aquí y por allá. Lograron salir casi todos, todos menos yo; y cuando Mercedes en su labor de delegada quiso ayudarme, ya era demasiado tarde y estábamos encerrados allí.

Para colmo nuestra condición anfibia no nos ayudaba en lo absoluto con el fuego y Mercedes realmente estaba molesta, algo que no era una novedad, después de todo, ella era la estudiante modelo y yo el problemático rufián que solía llevarle la contraria.  

—¡No puedo creer que hayas hecho esto! —me reclamaba como si fuese un niño pequeño aquella sourdesian parecida a una raya—. ¡Y todo por que querías hacer honor a tu nombre! —gritó a los cuatro vientos refiriéndose a que "Blaze" significaba "llamarada" en inglés.

—Sí, lo sé, lo sé... ¿Puedes mantener la calma? Gritar cómo loca no nos llevará a ningún lado. — busqué tranquilizarla mientras comía un chamuscado trozo de pan en un inútil intento de parecer relajado.

—¡Estar serenos ante un incendio tampoco lo hará! —gritó desesperada mientras se acurrucaba como una simple niña bajo una de las mesas que no estaban en llamas—. Vamos a quedarnos aquí, vamos a morir... Y ni siquiera pude decirle adiós a nadie. —soltó con lágrimas en los ojos.

—Yo... Lo siento... —dije con un enorme dolor en mi pecho—. Realmente lo siento.

Mis palabras no ayudaron mucho y ella no hizo más que intensificar su llanto haciéndome sentir aún más culpable de la situación. Era un verdadero desastre; sin embargo, ya no podía quedarme parado ante la situación y por primera vez en mi vida tuve el valor de acercarme a alguien...

Buscando consolarle.

—¿Q-qué haces? —me preguntó algo nerviosa al ver como me metía bajo aquella mesa también.

Planet Chronicles: Levántate y pelea.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora