Cálida bienvenida.

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Crónicas de la máquina pensante, Drake.

...

Tenía todo lo que quería, y apenas podía creerlo; era surrealista lo feliz que me sentía. Me había llamado papá y aunque no me lo esperaba en lo absoluto, si que me marcó en el mejor sentido de la palabra. Quería ir con muchas más ganas a Purgatorium, no temía a hacerlo y mi plan era el mismo de siempre: Velar por el bienestar de los prisioneros, el de mis amigos y el de aquella persona que orgullosamente llamaba familia.

Su cumpleaños le había resucitado el espíritu y pese a que haya tenido sus problemas en el pasado, creía que podía cambiar, creía que podía mejorar; y si él lo hacía, bastaba para poder salir adelante y ser una mejor persona.

Caminaba por Purgatorium otra vez, me había tomado una semana de descanso para encargarme de unas cuantas cosas en la nave y volvía a entrar en la prisión, la cual tenía un aire completamente distinto. No solo cuidaba de los que conocía y debido a mi rol como protector y defensor de los derechos de los inquilinos de la Fundator, me había tomado unas cuantas libertades para mejorar la experiencia de los reclusos. El piso vacío y frío había quedado atrás y ahora los prisioneros, pese a no tener celdas, dormían en camas e inclusive tenían seguro médico, hubo un grupo de presos que se negaron a dichos lujos, sin embargo, al menos sabía que les di la opción.

Estaba cambiando el mundo, por primera vez mi contribución no era detenida por mis ganas de seguir a Silas y me sentía increíblemente libre; seguí mi camino por la renovada cárcel y me encontré con mis buenos amigos.

— ¡Rockphant! ¡Blaze! —me acerqué a ellos entusiasmado— ¿Disfrutando de sus nuevas comodidades en Purgatorium? —hice mi pregunta maravillándome con el trabajo que yo había hecho, sin poder creer que ese fuese el caso.

— Pues si es que intentas chantajearnos con lujos... —Blaze habló en un tono sumamente serio y oscuro, asustándome un poco— ¡Está funcionando mi viejo amigo! —mostró su inmensa sonrisa mientras saltaba para chocar mi puño con el suyo.

— 100% de acuerdo con el enano, Big Bot. —complementó Rockphant refiriéndose a mi gran tamaño— Y te agradezco que me hayas conseguido un baño, ya no hay necesidad de irme de esquina a esquina. —celebró el elefante blindado, observando un enorme (y brillante) retrete personal.

— El refugio de frutas quedó en el pasado. —se echó en su cama, Blaze— Y sí, era funcional, pero ESTO.... ¡UFF! ¡Es mucho mejor! —suspiró Blaze, totalmente relajado.

— Me alegra que les haya gustado su nuevo estilo de vida. —me arrodillé frente a ellos— Es un placer ayudarlos a ustedes y a...

Me había olvidado por completo.

— Samuel, ¿dónde está Samuel? —pregunté de inmediato notando los rostros incómodos de mis compadres a la par que hacía la interrogante.

— Drake... El chico está cambiando. —exclamó Rockphant algo desmotivado— Y en definitiva no es para bien.

— Tiene unas ideas realmente estúpidas por momentos y no sé si es por adolescencia o algo así, pero en serio, creo que deberías hablar con él. —exclamó Blaze levantándose de su cama.

— Bien, ¿dónde lo encuentro? —lancé mi última interrogante, mientras Rockphant me señalaba una de las esquinas, donde efectivamente se encontraba el muchacho.

...

Me acerqué a la zona en donde supuestamente estaba Samuel y no había camas ni nada, era donde residían aquellos rebeldes que se negaban a las comodidades y miraban a Silas y sus afiliados con ojos asesinos. Todas las personas de esa zona de Purgatorium me observaban, susurrando insultos y escupiendo hacia mi dirección; pero no me importaba, porque solo lo buscaba a él.

Planet Chronicles: Levántate y pelea.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora