Planet Chronicles: Levántate y pelea.

Ojos de reencuentro.

Crónicas del elefante de piedra que nunca se calla, Rockphant.

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Bitácora del capitán y único tripulante de la Hope 32: Me encuentro rodeado de resistentes cadenas metálicas, encerrado en una prisión cuyo nombre es una referencia religiosa y muero de ganas de volver a casa. Llevo más de dos meses recluido en este lugar, he bajado de peso un poco, la comida no abunda y las noches son frías, pero a pesar de todo ello, no me siento tan mal.

Mis primeras horas aquí fueron horripilantes y deprimentes, creo que es importante aclararlo; la muerte de Hope es algo que hasta hoy no ha dejado de atormentarme y las constantes amenazas que recibía de Silas definitivamente no hacían mi experiencia más placentera. Supongo que me dejaron vivo por lástima o tal vez porque no tenían ni idea de cómo matarme, la verdad nunca lo sabría y aunque por ciertos momentos desee que mi sufrimiento acabase, ahora agradezco estar vivo.

Increíblemente con el pasar del tiempo me fui acoplando más al lugar y se podría decir que soy un proboscídeo nuevo. Para sorpresa de todos ustedes, damas y caballeros de mi imaginación, ya no me meto en líos y saldré al mundo real cómo un elefante decente; claro que para eso debo esperar a que Silas "barbas locas" Dumacci gane la guerra y bueno, escuché que hay la posibilidad de que nos deje libres de nuevo. 

Sin embargo, no sabría decir a ciencia cierta si esto es verídico, ya que según lo que leí hace mucho en una enciclopedia acerca de los dos pies, los humanos son aficionados a las guerras, tanto que se peleaban hasta por pedazos de tierra desde sus inicios cómo sociedad. Así que no sabría predecir el fin de la segunda guerra universal y aunque eso suene desesperanzador, yo me mantengo tranquilo; porque como dijo alguien que dudo que conozca en vida: "La paciencia es una virtud" y las virtudes son símbolo de sabiduría, y la sabiduría se relaciona con los elefantes, y los elefantes se... Eh, olvídenlo, creo que me pasé un poco.

Y no, no me he vuelto ha deprimir en mucho tiempo, podría incluso esperar uno que otro año con calma, porque bueno, no estoy mal acompañado. Tenía una familia antes de esto, pero la verdad no me gusta hablar de ella y aunque reconozco que tuve momentos felices con quienes la componían, comenzaba a pensar que me sentía mejor lejos de ellos. Había formado otros lazos en Purgatorium y aunque no eran familia, si podría decir que me agradaban.

 La primera persona con quien interactué dentro de la prisión fue Blaze, y tengo que reconocer que ese enano infeliz se ha hecho un buen amigo mío. El viejo sourdesian suele regañarme la mayoría del tiempo y fuma bastante, pero con tabaco y todo, me ha contado cosas maravillosas de los dos pies: Cómo que las parejas románticas mezclan saliva con sus asquerosas bocas para demostrar afecto (normalmente en las películas que había visto pasaba muy a menudo) y sobre todo me relata acerca de la música (una secuencia temporal de sonidos que atienden las leyes de... Bueno, es complicado), la cual conoció gracias a su esposa. Suelo preguntarle donde se encuentra su mujer y él simplemente me dice: "La encontraré dentro de poco, cabeza de pedernal"; y sinceramente espero que lo haga.

Pasó algo de tiempo, pero nuestro grupo de dos añadió a alguien más y aquella reciente adición fue Samuel. Es el primer humano con el que siento que no me llevo mal y pese a nuestro vergonzoso primer encuentro, tenemos un vínculo bastante agradable. El niño nos trae comida, duerme con nosotros e incluso se ha reído de uno que otro de mis pésimos chistes (un par, algo es algo); pero a veces siento que algo no está completamente en orden con él y su mirada me comunica muchas veces que está buscando algo. 

Nunca habla de su pasado, nunca habla de su familia y ni siquiera se atreve a contarnos como perdió su brazo; sin embargo siento su aura, luchadora y rebelde, siempre dirigida a la entrada de Purgatorium, donde todos los días alguien viene a verle...