Between you and me

Día 4: En una Cita

Final feliz

Caminaba como león enjaulado por toda su habitación, estaba tan nervioso que no podía procesar nada, ni siquiera su tranquilidad, era la primera vez que saldría con alguien, no sabía que ropa elegir, se quería ver impecable para la ocasión pero sus nervios eran más poderosos que su deseo por hacer las cosas de manera perfecta, se había ganado una fama no muy buena que digamos, pero fuera de eso, Ángelo era todo lo contrario a lo que decían.

Una reputación poco común para alguien de su edad, si le gustaba pasar el rato en un bar ¿qué importaba?, era quizá un desgraciado, pero tenía limites, demasiado marcados y respetados, poco o nada le importaban las palabras que decían a sus espaldas, después de todo lo que piensen los demás no importa siempre y cuando no pienses de ti de la misma manera ¿no?

Se rindió por unos instantes, volvió a tirarse en su cama, en un momento pensó en desistir en ir a esa ridiculez, pero no quería dejar a su cita plantado y mucho menos enfrentarse a la furia de sus amigos, volvió a levantarse, no encontraba nada en su armario aunque detrás de él se levantaba una montaña de ropa, suspiro de manera pesada, volvió a revolotear toda prenda que encontraba cerca.

— ¡POR FIN! — Se dijo y se dispuso a terminar de una vez por todas.

En otra parte de la ciudad, otra joven figura se encontraba en la misma situación, no podía controlar lo que sentía, su corazón estaba a punto de salir de su pecho y sus mejillas estaban aún mas rojas que las rosas en el florero de su alcoba, no era la primera vez que salía con alguien pero esta vez era diferente, se sentía nervioso y para nada seguro de lo que iba a hacer.

La reputación de su cita le importaba un carajo, pero no podía decir lo mismo del pensamiento con respecto a el que tenía el otro chico, su mejor amigo le había dicho que no le diera importancia, después de todo Afrodita era el chico más apuesto y gentil, o eso decían todos.

Su problema no iba de la mano con su vestuario, más bien con su actitud, no quería causar una mala impresión y mucho menos un pensamiento troglodita, pero tampoco quería exagerar poniéndose formal y eso, otra cosa que le afectaba en ese momento era el futuro, incierto e impredecible, nunca había reparado en ese aspecto, ¿Por qué ahora?, no tenia idea y se mortificaba pensando en ello.

Dejo de lado sus preocupaciones y salio de casa, suspirando y rogándole a cuanto Dios conocía para que todo saliera bien, sus pasos eran firmes y delicados, poco después de unas cuanttas calles llego a su destino.

— ¡Perfecto!, cinco minutos antes — se dijo y tomo aciento en una de las bancas del parque.

A paso rápido llegaba, casi sin aliento, se le había hecho tarde todo por culpa del trafico y una manifestación, bufo por lo bajo y lo vio ahí, sentado en una de las bancas, ¡por todos los dioses!, era más lindo de lo que había imaginado.

Sus ojos chocaron con la mirada celeste del otro chico, se perdió, su cordura, sus preocupaciones, sus nervios... él; la sonrisa mas dulce que pudo recibir en toda su vida, sin duda alguna esa seria la locura mas loca que había hecho y de la cual no se arrepentía ni siquiera un poco.

Ambos pasaron la tarde entre risas y anécdotas extrañas, Ángelo estaba mas que impresionado por la fineza de su voz y su timidez, mientras que Afrodita se maravillo con la actitud poco convencional de su acompañante y por supuesto su gruesa voz lo dejo en un limbo de locura y fascinación.

Lo que vino después no tiene mucha importancia, unas cuantas salidas más, una petición, un deseo y finalmente una bella historia para contar.

Dan R.