Día 14: cambio de género.

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Todo menos eso.

¡Por un demonio!, ¿en que estaba pensando cuando se atrevió a retar al dios de del amor?, probar sus suerte, sí, eso es lo que estaba pensando en ese momento, probar que la suerte siempre estaría de su lado, para su desgracia no fue de ese modo.

Eros estaba muerto de la risa, no podía creer la osadía de aquel mortal, lo había retado a un duelo de cartas y para su suerte en el olimpo había esa clase de juegos entre la trinidad, él solo se dedicaba a obsrevar y a preguntarle a alguno de los tres dioses mayores que era lo que sucedia y el porqué de esto y de aquello; ahora estaba más que seguro que todas esas lecciones le habían servido de algo.

Veía como el mortal hacia una rabieta y repetía en tono de molestia "todo menos eso" una y otra vez como un disco rayado, pero una apuesta es una apuesta y muchas veces hay que saber perder, Eros estaba más que encantado de poder usar sus poderes para convertir a ese chico en una chica pero tenía un pequeño problema con la actitud de su "victima", se trataba de nada más y nada menos que un guerrero de la orden dorara de Athena, el guardián de la cuarta casa zodiacal.

Pobre Eros, tenía que convencerse a si mismo de que eso era buena idea y que nadie saldría lastimado, sin darle muchas vueltas al asunto e ignorando olímpicamente los reclamos del cuarto guardián hizo arreglos aquí y allá, otros más por acá y en un dos por tres todo era diferente, su rostro era más fino y ahora tenía un par de cosas que sería muy difícil ocultar.

•~•

Había decidido encerrarse en su templo hasta nuevo aviso, no soportaría que alguno de los otros le vieran de esa manera, bueno, en realidad le daba igual que lo vieran sus amigos, del que se estaba cuidando era de Milo, no saldría ni por órdenes de la misma Athena, un golpe en la puerta de su habitación le hizo dar un salto.

— ¿Puedo pasar?— esa voz, si, debía de ser él.

Solo se escuchó un "si", Afrodita entró con el desayuno en las manos y lo dejo en la mesa de noche junto a la cama del otro chico.

¿Cuánto más pensaba quedarse ahí?, ¿es necesario todo esto?, se preguntaba Afrodita, pero aunque esas preguntas no tuvieran una respuesta, él prometió quedarse ahí para él que se había convertido en una ella por culpa de Eros y lo último que haría sería dejarle solo.

Dan r

Between you and meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora