Capitulo 8

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Las habitaciones eran otra cosa, definitivamente esta habitacion era del tamaño de la cocina y la sala de mi pequeño departamente. Tenia un ventanal de pared completa que daba hacia el mar, una cama matrimonial en medio de toda la habitacion, con un armario que parecia una habitacion mas y baño propio. Las paredes eran de un color crema, el suelo era alfombrado y las cortinas iban a juego de las sabanas en tonos grises y blancos. 

Habia quedado en dejar los equipajes, sacar lo necesario y bajar para pasar la tarde en la playa, ya que apenas eran las 13 de la tarde y aun quedaba sol.

Luego de recorrer toda la habitacion y haber sacado un par de cosas de la maleta, sali y baje a la plata principal, consiguiendome con que ya los chicos estaban ahi, creo que me tarde mas de lo normal, no me culpen, esta casa me trae por los suelos, en verdad estoy enamorada de ella.

El dia estaba increible, el sol brillaba en lo mas alto del cielo y no habia ni una sola nube que amenazara con taparlo. Las olas estaban increibles y eran mas los surfistas que las personas comunes bañandose, luego de durar una hora aproximadamente en el agua decidi salirme, queria tomar un poco de sol, con suerte tomaria un bronceado bonito o me daria insolacion, una de dos estaba segura que iba a ocurrir, lo mas probable es que fuera la segunda, ya que habian pasado tantos años que no estaba en una playa que me emocionaria con el bronceado.

Aplique bloqueador solear y solo un poco de bronceador sobre el, se que no haria el mismo efecto, pero aprecio el color palido de mi piel y se que, que se me excedo con el bronceador, lo lamentare.

Los chicos seguian en el agua, habia buscado un balon y jugaban ahora con el, lanzandose entre ellos. Verlos, aunque me daba felicidad, tambien me causaba tristeza. No poder recordalos no ha sido facil para mi, es solo de verlos para saber lo grandiosos que son. Lo grandioso que es Artemis como hermano y lo grandiosas de son Dalha y Pegie como amigas.

Aqui donde estaba, sentada en una toalla bajo un sombrilla, deseaba con todas mis ganas poderlos recordar. 

Un grupo de chicos a unos metros de donde yo me encontraba, no dejaban de mirarme, y aquello me estaba comenzando a poner nerviosa. No me gustaba ser el centro de atencion, tampoco que muchas miradas estuvieran encima de mi. Trate de ignorarlos, pero se me hizo imposible cuando uno de ellos se acerco hasta donde estaba yo.

- Hola- saluda.

- Oh, hola- subo mis lentes de sol para poderlo ver mejor.

- Perdona que te moleste, es solo que mis amigos y yo te hemos visto aqui sola y pues, pensamos que querias alguna compañia- sonrie, el chico era majo, podia tener unos 22 o 23 años, pero siendo menor que yo, no quitara que fuera mas alto.

- Ahmm, de echo yo...

- Ella tiene compañia ya- la voz de Damian a mis espaldas hace que me sobre salte, al voltear me encuentro a este en unas bermudas y una camisa blanca, iba sin calzado y tenia unos lentes de sol puestos en su cara que no me dejaban ver su expresion.

- Lo siento amigo, yo solo pense...

- Primero no soy tu amigo- lo interrumpe- y segundo, seria mejor que tu y tus amigos dejen de pensar- el chico levanto sus manos en señal de paz y rapidamente se dio media vuelta y salio casi corriendo del sitio.

- Creo que has logrado que se orine en los pantalones el pobre chico- sonrio, este me mira por unos segundos para luego regalarme una pequeña sonrisa.

- Estaba coqueteando contigo- dice mientras toma asiento a mi lado.

- Era solo un niño- lo defiendo- deberia de tener unos 22 años apenas, capaz menos- digo levantando los hombros.

Por favor, recuerdameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora