Capítulo 4 - Más que una Sirvienta...

1.5K 93 53
                                    

Pasaron unos días después de rescatar a Hornet y a las demás, y en la base las cosas volvían a la normalidad. Hasta ahora, no hemos recibido noticias sobre actividad hostil del enemigo, así que eso nos daba tiempo para prepararnos y obtener más recursos para mejorar a las unidades. Y aunque no hayamos tenido batallas, en el puerto siempre había trabajo que hacer. Como la vez en que me hablaron del laboratorio para notificarme que estaban trabajando en dos proyectos para construir los primeros dos barcos de clase Priority: el proyecto Saint Louis y el proyecto Roon, que a pesar de que Iron Blood ya no está trabajando para nosotros, podíamos usar el proyecto Roon que la facción alemana iba a construir para traer a la vida a esta chica y que se una a nuestra causa. Además de eso, todos los días visitaba a las chicas que estaban en el hospital, y me quedaba siempre a hablar con ellas para que se sintieran mejor. Me fascinaban las historias que Mikasa me contaba, consolaba a Hood porque pensaba que había fallado en su misión, y revisaba que las demás chicas estuvieran bien y que no les falte nada. Afortunadamente, Enterprise y Pennsylvania ya estaban totalmente recuperadas y listas para el servicio. Ambas me agradecieron por haberlas cuidado en toda su rehabilitación hasta el final, pero Enterprise se acercó para darme un abrazo. Pennsylvania estaba sonrojada y temblaba de nervios, pero le respondí que si quería darme un abrazo, que por mí no había problema, así que se acercó para darme también un abrazo. En ocasiones hablaba con Unicorn para que no se sintiera sola y a veces me pedía jugar con ella o llevarla a la playa para que juegue en la orilla.

Un día, me estaba dando cuenta de que Belfast siempre me trae el desayuno en la oficina, y casi siempre la veo limpiando. Y no solo eso, sino que todos los días es ella quien me levantaba para empezar con mi rutina laboral, así que, después de darme mi desayuno y darme el aviso de que limpió la oficina y el pasillo principal, le dije.

- Belfast, ¿Puedo hacerte una pregunta? -

- ¿Sí? ¿En qué puedo ayudarle, maestro? -

- Verás... Agradezco mucho tu ayuda para mantener limpio el edificio y todo eso, pero es la primera vez en que recibo una atención así como lo haces tú. Es decir, todos los días me levantas temprano para empezar a trabajar, siempre tienes mi uniforme listo, siempre me preparas el desayuno, entre otras cosas que nunca pensé que alguien me haría. Mi pregunta es, ¿Por qué? -

- Bueno, fuera del campo de batalla, yo soy su sirvienta, y mi deber es atender las necesidades de mi amo. Yo siempre estaré ahí, para servirle hasta el final. -

- Vaya... Es la primera vez en que tengo una sirvienta, ¿Pero sabes algo? Para mí, no eres solo una sirvienta. No te vayas a ofender, pero para mí, eres como la madre que nunca tuve. -

Belfast se quedó sorprendida por lo que dije, e incluso se sonrojó un poco.

- ¿Una... Madre? Pero... ¿Por qué dice eso? -

Ahí fue cuando le conté a Belfast todo sobre mi pasado. Sobre mis padres y mi vida en las calles antes de entrar a la Marina.

- Verás, antes de llegar a este lugar, mi vida siempre ha estado en la miseria. Y no solo yo, el país estaba en la pobreza aunque pasaron muchos años después de la Revolución. Y por eso mismo, yo crecí en una familia pobre. Mi padre era un mujeriego que siempre andaba fuera, y mi madre era una apostadora con muy mala suerte, pero aún así usaba cualquier método para seguir apostando en lo que sea. Incluso perdimos nuestra casa, muebles y hasta llegó al punto de apostarme a unos dueños de una casa de citas. Cuando perdió, esos hombres querían usarme para la prostitución, pero afortunadamente logré escapar de milagro y desde ese día empecé a vivir en las calles. Al principio comía lo que encontraba en los árboles y ríos, pero con el tiempo, tenía que robar comida de las tiendas y mercados para poder sobrevivir. Estuve así por varios años hasta la noche que decidí entrar a la casa de un militar a robar una pieza de pan. Había dinero, joyas y armas a la vista, pero lo que yo quería era comida. Cuando el dueño de la casa me descubrió, me apuntaba con un arma y quería matarme, pero le rogué piedad y me dió una propuesta. Me perdonaría la vida, a cambio de estar en el ejército, y por eso estoy aquí. -

My Life in The Navy (Azur Lane)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora