Nunca pensé que me iba a doler tanto el perder a un ser querido, ya que antes de enlistarme en la Marina, crecí con mucho odio y rencor hacia unos padres que me vendieron a cambio de seguir apostando.
Desde que llegué a Puerto Perla, aquí en Hawaii, mi vida cambió, y he tenido buenos y malos momentos, mas nunca pensé que algo como la muerte me iba a dejar tan impactado y con una fuerte depresión.
Poco después de la muerte de Hornet, y de recibir las cartas de los presidentes, me encerré en la oficina, impidiendo la entrada a cualquiera, para poder estar solo. Durante varios días estuve así, al punto de que no comía, no dormía y no tomaba agua siquiera. El dolor y la tristeza de haber perdido a una de mis esposas me dejó tan afectado que no me importaba que mi propia salud estuviera empeorando diariamente. No podía dejar de llorar y lamentarme porque por mi culpa y por no elaborar una buena estrategia, ahora Hornet está muerta.
En esos días, las chicas trataban de que abriera la puerta, pero yo les decía que se fueran, sin importar quién sea. Hasta que una noche, por la madrugada, alguien estaba abriendo la puerta, y era Belfast que me dijo.
- Sabemos que estás pasando por un momento difícil, hijo. Pero no podía aguantar que sigas sufriendo por la muerte de Hornet, así que por eso me tomé la libertad de abrir la puerta de la oficina. Como sirvienta, poseo una copia de cada llave de todos los edificios de la base, por si se pierde la original. Como madre, estoy muy preocupada por tí, y la razón por la que no entraba antes era para dejarte solo ya que comprendo tu situación, pero ya habían pasado varios días y no salias de tu oficina, así que por eso estoy aquí. -
Belfast se acercó para abrazarme diciendo.
- Deja que mamá te consuele hasta que te sientas mejor. Te quiero mucho, hijo mío, y quiero hacer que te sientas mejor. -
En ese momento, rompí en llanto, y le dí un fuerte abrazo a la persona que considero como mi verdadera madre. Ahí es cuando sentí que volvía a ser un niño, llorando en los brazos de mi mamá.
- ¡Mamá! ¡Mamá! -
No sé cuánto tiempo estuve así, cuando escuché unos pasos que se acercaban, y en ese momento me dí cuenta de que era Z23 que me decía mientras me acariciaba suavemente la espalda.
- Yo convencí a Belfast para que abriera la puerta y lo ayudemos a superar su pérdida. Sé que la quería con todo su corazón, pero ella ahora está en un lugar mejor. Seguramente ella estará contenta si ve que su esposo sale adelante y gana la guerra, para que así su muerte no sea en vano. Además, recuerde que aún lo estoy evaluando, y si veo que logra superarse y salir adelante, haré todo lo posible para que la Kriegsmarine de Iron Blood cese sus ataques contra los aliados. -
En eso, otra vez estaba escuchando los pasos de alguien acercándose, y era Mikasa ya que reconocí su voz, y me dijo mientras acariciaba mi cabeza.
- Comandante. A nombre de Sakura Empire, quisiera pedirte perdón por lo que mis compañeras te hicieron, al matar a tu esposa. Sé que nada va a solucionar lo ocurrido, pero quisiera pedirte perdón por todo lo que pasó desde que empezó la guerra. También, déjame decirte que haré todo lo posible para que logres tu venganza y así, el alma de Hornet descansará en paz. -
Al calmarme un poco, le contesté.
- Mikasa... Tú no tienes la culpa de todo lo que pasó, así que no tienes por qué pedir perdón. - tras decir eso, me senté en el suelo separándome de los brazos de mi mamá y seguí hablando. - Y quizás tengan razón. Debo de seguir adelante para terminar de una vez por todas con esta guerra para así poder estar en un mundo pacífico y sin ningún tipo de conflicto. -
ESTÁS LEYENDO
My Life in The Navy (Azur Lane)
Historical FictionDe ladrón a comandante... La suerte a veces llega en el momento menos esperado, y si te dan una segunda oportunidad, debes aprovecharla, porque quizás sea la última. NOTA: ésta es la primera parte de una saga de 4 historias que están interconectadas...