Epílogo

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Ha llegado la hora. El momento de mi final está frente a mis ojos. Solo espero que mi familia no llore mi partida y puedan seguir adelante. Mientras mis ojos se van cerrando, mis memorias llegan a mí por última vez antes de partir de este mundo.

Después de que el Presidente me entregó mis documentos y las escrituras de la isla, Washington, Duke of York y yo regresamos a casa, y al llegar les dí la buena noticia a las chicas, a lo cual se alegraron mucho. Ahora la isla es mía y podré pasar el resto de mi vida junto a mi familia. El Presidente aceptó que me quede en Hawaii, a cambio de que, si alguna vez nos necesitaba para una guerra, estaríamos dispuestos a luchar. Pero primero, tuvimos que asistir a la ceremonia de rendición de Japón y Sakura Empire, el día 2 de septiembre de 1945. Después de la ceremonia, y poco antes de volver a la base, me enteré de que los altos mandos de Sakura Empire tratarán de deshacerse de los dos Shimakaze, ya que se quedaron sin presupuesto para seguirlos manteniendo, así que para evitar eso, me acerqué a ellos y les pedí que si podía comprarlos para ayudar un poco a Sakura Empire, y rápidamente aceptaron. Quizás no sirvan para la batalla, pero pueden ser un buen soporte para llevar y traer suministros a la base.

Poco tiempo después, 5 días después de mi cumpleaños, me ascendieron a Almirante. Después de eso, todo volvió a la normalidad, y mientras tanto, podríamos disfrutar del descanso en un mundo pacífico y tranquilo. Sin embargo, Estados Unidos estaba pasando por una fuerte crisis económica debido a las secuelas de la guerra y la falta de empleos por las mismas razones, y solicitaron mi apoyo, llamándome que vaya de emergencia a la Casa Blanca, y la razón era para vender a algunas de las chicas como chatarra.

Al principio me negué rotundamente, ya que yo considero a las 250 chicas barco que tengo, incluidas mis hijas, como mi familia, y la familia no se vende. Entonces, el Presidente me amenazó con sacarme de la isla y llevarse a las chicas a la fuerza, y me dió 24 horas para decidir a quién iba a vender, y mientras pensaba en eso, el Presidente me cedió una de las habitaciones de la Casa Blanca para que pueda pasar la noche y decidir a quién iba a vender. Estaba desesperado, y no sabía qué hacer, hasta que Enterprise se acercó y dijo.

- Mi amor, si quieres, yo ofrezco mis piezas para que las vendan como chatarra para que así el país pueda recuperarse un poco. -

- ¡No! - contesté rápidamente. - ¡Tú eres la primera esposa con la que me casé y la portaaviones más poderosa de toda la flota! ¡Has pasado por muchas cosas como para que termines en un depósito de chatarra, así que no voy a venderte! -

Enterprise se acerca para acariciar mi mejilla con suavidad, diciendo.

- Mi amor, yo ya cumplí con mi deber en este mundo. Tú y yo hemos traído la paz y logramos vencer a las Sirenas, así que eso es suficiente para mí. También, me alegra mucho haberte conocido y te agradezco mucho por hacerme muy feliz siendo madre, así que no estarás del todo solo, porque mi legado siempre estará contigo. -

- ¡Pero no es lo mismo, Enterprise! ¡Tú eres mi esposa y te amo! ¡Yo no quiero perderte así, ni siquiera en batalla podría tolerar que te hagan daño! -

Enterprise me mira fijamente a los ojos y responde.

- Ouryuu... Hornet me está esperando, así que déjame ir con ella, por favor. Yo también te amo, pero el país nos necesita, y debemos librar esta batalla. -

- En ese caso, yo también venderé mis piezas. Después de todo, yo también quiero reunirme con Hornet. - dice Yorktown mientras se acerca a nosotros.

- ¡¿Tú también, Yorktown?! ¡Por favor, no me hagan ésto! - decía mientras las lágrimas no dejaban de salir.

- No llores, cariño. - dice Yorktown mientras me acaricia la cabeza. - el país nos necesita y debemos ayudarlo a levantarse de la crisis por la que están pasando. No te preocupes por nosotras, las tres siempre te estaremos cuidando y nunca te dejaremos solo. -

My Life in The Navy (Azur Lane)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora