No sé por qué me había tardado tanto en responderle o por qué me había dado tanto pánico la idea de salir con Molly. Simplemente no supe qué hacer o qué decirle y estuve una semana entera pensando en cómo sería nuestro encuentro.
La verdad es que me ponía nerviosa verla, o hablarle en persona. Por mensaje todo era más fácil, podía ser yo misma, pero sabía que en cuanto la viera enfrente de mi, respirando y viéndome, me iba a cerrar.
Pero al final de todo, decidí decirle que si. Pensé que no tenía porque ser tan malo, solo era Molly. Molly, mi amiga. Sabía que le agradaba siendo yo misma, no tenía por qué cerrarme o quedarme callada, solo era Molly.Quedamos de vernos el sábado, en una cafetería del centro. Inconscientemente, estaba contando los días para verla, me emocionaba tenerla enfrente de mi.