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Capítulo 6

Mega Maraton 4/10

¿Qué diablos había hecho? Una hora más tarde, todavía no podía comprenderlo. Estaba tirado en mi cama, mirando el techo intentando descifrar qué había hecho mal. Lo tenía. Lo tenía fácilmente y me alejé. Seguro, el estaba borracho, pero no es como si no me hubiera acostado con chico/as borracha/os antes. ¿Qué me pasaba? O lo que era más importante, ¿cuál era su problema? ¿Por qué no podía sacarlo de mi mente?

Y ahora teníamos una cita. Una cita. Yo no salía en citas. Apenas había salido en el colegio. Seguro, íbamos con varios chicos a la playa y al cine y de fiesta y toda esa mierda, ¿pero pasar a buscar a un chico y llevarlo a cenar y toda esa mierda? No era mi estilo. Había aguantado los bailes, pero eso era todo. ¿Qué diablos iba a hacer con Chico Reed mañana además de intentar meterme en sus pantalones? O preferentemente su boxer, porque quería ver sus piernas sexys de nuevo. Aunque el no me dejaría anotar en la primera cita, lo cual significaría que habría más. Maldición.

El de alguna manera lo había hecho de nuevo. Había logrado ganar a pesar de estar borracho. Claramente había algo malo conmigo. Tal vez me estaba por enfermar. Estaba fuera de mi juego.

¿Qué haría ahora? No podía llevarlo al cine. No podría conocerlo, como supuestamente quería hacerlo cuando se lo dije tontamente. ¿Quería conocerlo? Supongo que sí. En sentido bíblico y demás. El era un chico bastante genial y me hacía reír. Así que sí, conocerlo sería genial. Podría hacerlo.

Así que nada de cine. Una cena sería. ¿Debería llevarlo a algún lugar elegante? ¿O sería demostrarle mi estatus y ofenderlo? Conociéndolo, sí. Maldición, ¿por qué tenía que ser tan putamente difícil? Debería volver a su cama ahora y hacerlo gritar mi nombre. Ambos nos sentiríamos mucho mejor si ese fuera el caso. Sería fácil y era bueno en eso. Las citas no eran lo mío.

Tal vez el no lo recordaría y no valdría la pena. Era fácil para el no darme nada de crédito por ser un buen tipo así que probablemente bloquearía todo luego de nuestra discusión en la cocina. Tal vez el se pensaría que el chupa pija de Marin lo llevó a su casa. Si alguna vez lo hacía, patearía su culo.

Eso era todo. El no lo recordaría. No tendría que perder mi tiempo preguntándome sobre lo que deberíamos hacer para llenar nuestras horas con la ropa puesta. ¿Por qué el pensar que el se podría olvidar de mí me molestaba? Porque quería que me viera como un tipo real, no el imbécil que el pensaba que yo era. Podía ser decente. Podía tratar bien a un chicl si quería, sólo que no había conocido al chico indicado para hacerlo. ¿Qué tenía de malo divertirme mientras tanto? ¿Por qué el me juzgaba?

Ugh. Estaba gastando demasiado tiempo pensando en el. Debí de haber vuelto a la fiesta. Todavía era temprano y mañana no tenía clases. Pero si iba a la fiesta, tendría a las chicas detrás de mí y no quería lidiar con eso. Además, Pequeña iría corriendo a contárselo a Chico Reed y Rizos me enterraría al lado de mi hermana. Tal vez no debí haberla dejado allí. Oh, bueno. Ella viviría, tal vez. Y si no lo hacía, tendría más herencia.

¿Y si se olvidaba? No quería que el se olvidara de mí. Tal vez debería llamar a Pequeña. Ella se aseguraría de mantenerlo al tanto. Por alguna razón, estaba de mi lado. Bueno, sabía la razón; quería la verga de Diego. Eso era impensado, pero sobre gustos... ¿Pero quería decírselo? Si lo hacía, estaba estancado. Tal vez podría ir y darle a Chico Reed su oboe. Si el recordaba que teníamos una cita, iríamos. Si no lo hacía, me iría con mi dignidad intacta y mi verga insatisfecha. Maldición. Quería que mi verga estuviera satisfecha ahora, y Chico Reed era a quien quería. ¿No podía estar feliz con los miles de chicas y chicos en el campus que me deseaban, verdad? Tal vez me había golpeado en la cabeza. Algo estaba flojo en mi cerebro.

Sideline CollisionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora