Capítulo 7
Mega maratón 6/10
Mis clases por la mañana fueron muy pesadas y en todo lo que podía pensar era en lo que tenía que hacer en mi cita con Chico Reed. Necesitaba una manta, eso sería fácil. Y mierda para el picnic. ¿Qué comía la gente en los picnics? Sándwiches. Ensalada de papa. Mierdas como esas. Okey, iría a Publix y compraría toda esa mierda antes de pasarlo a buscar. ¿Tendría que llevarle flores? No, eso era demasiado. Le daría su oboe de vuelta. Eso era un buen primer regalo.
Volví a mi habitación luego de la última clase. Tal vez podía dormir un poco. Entre los ronquidos de mi hermana y mis propios pensamientos no lo había podido hacer. ¿De qué le iba a hablar? Tendría que hacerle un montón de preguntas para probarle que quería conocerlo, o alguna mierda de esas. Lo que sea que lo hiciera feliz.
Abrí mi puerta y casi muero estrangulado por un globo que se enredó en mi cuello.
-¿Qué mierda es esto? -Lo alejé y miré mi habitación incrédulo. Había globos por todas partes. No eran de los baratos. Los de helio. Tenían arcoíris. Maldición-. ¿Romina, qué mierda hiciste? -Había rosas en mi escritorio y un gran oso de peluche usando un viejo jersey de Romina con el número 45 en él. De reojo pude ver algo moverse. ¿Qué mierda?
Ella sacó su cabeza fuera de mi habitación.
-¡Aquí estás! Tenemos que irnos.
¿Por qué diablos seguía aquí?
-¿Por qué no estás de camino a casa? ¿Y qué quieres decir con que tenemos que irnos? No iré a ningún lado contigo.
-No puedo irme sin antes hablar con Alexie -dijo como si fuera lo más normal, lo cual para ella lo era-, y tengo que darle los gatitos.
¿Gatitos? Oh, Dios, estaba siguiendo el consejo de Diego.
-Escucha, Romi, no creo...
-Conozco a Alex,-ella interrumpió, saliendo del baño y colocándose una blusa roja-. Tengo que volver con el. Este es el comienzo. Cuando se lo des, dile que lo amo y que no puedo vivir más sin el.
¿Cuándo hiciera qué?
-¿Discúlpame? ¿Cuándo me convertí en tu mensajero? No le daré nada. -Golpeé un globo antes de irme.
Los ojos miel de Romi se entrecerraron y se acercó a mí. Yo me mantuve de pie, ya no éramos más adolescentes.
-No me dices donde vive, así que sí, le darás todo o llamaré a mamá y le diré que tienes una cita esta noche.
Joder. Ella sabía que me tenía allí; ella me perseguiría.
-¿No tienes un trabajo a donde ir?
Romina bufó y tomó su billetera del escritorio.
-Vendo autos, hermano. Y me contrataron porque soy Romina Marcos Dudo que me despidan por faltar un par de días. Si lo hacen, buscaré otro. No es el trabajo de mi vida ni nada por el estilo.
Bueno, eso era cierto.
-¿Cuál es el trabajo de tu vida?
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Sideline Collision
RandomUn presumido mariscal de campo choca con un mordaz nerd de la banda musical. ¿Qué pasa cuando colisionan dentro y fuera del campo?