ㅡMe rindo, no puedo -susurró la castaña tomando nuevamente a su hijo y apoyándolo sobre su pecho.
El pequeño de tres meses estaba sufriendo una pequeña crisis. Afuera llovía a cántaros y la tormenta era para nada silenciosa. Sus delicados oídos estaban recientemente desarrollados en su totalidad y cada sonido extraño o demasiado estruendoso lo espantaba, provocando un llanto imparable.
ㅡ¿Qué sucede, Jagi? -y pasó lo que temía, el mayor de la familia había despertado. No era nada personal, simplemente había llegado exhausto del trabajo y la bajita deseaba que no despertara por el llanto.
ㅡNo puede dormir por la tormenta, está muy molesto -explicaba mientras golpeaba suave la espalda de la bolita que seguía llorando mientras estiraba sus bracitos hacia su papá, quien no dudó en tomarlo en brazos.
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ㅡHola bicho, demos una vuelta.
"Ya te estabas tardando"
Caminó por toda la casa mientras le contaba una bonita historia que, obviamente, Jeong no entendía. Unas cuantas vueltas bastaron para que los sollozos fueran lentamente callados y el pequeño cayera en los brazos de morfeo, no sin antes dejar muerto de ternura a su papi debido al pequeño pucherito con el que dormía.
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ㅡTodo estará bajo control, creo que estás más cansada que yo...-sonrió corto para después darle toda la atención a su pequeña princesa.
