Cuatro meses y medio de puras náuseas, antojos y malestares iniciales habían dado por finalizados con el inicio de la segunda parte de la gestación, era un alivio.
Se suponía que habían superado lo peor, el primer trimestre estuvo cargado de miedos y nuevas experiencias, pudiendo ser tan trágico para algunos como hermoso para otros. Para ellos... por suerte había finalizado, aunque lo que no sabían es que otros "malestares" nuevos iban a aparecer.
Tres cuarenta y siete de la madrugada, despertó al sentir algunos movimientos a su lado y susurros muy bajos llenando el silencio. Abrió sus ojos acostumbrándose a la tenue luz de la mesa de noche contraria, permitiéndole ver a una redondita chica con cara de espanto algo graciosa mientras daba leves caricias sobre su vientre. Acentuó el gesto de incomodidad al momento en que una pequeña parte de su pancita se elevaba y volvía a desaparecer tan rápido como apareció.
Su hijo estaba haciéndose el futbolista, ya quería ser visto y notado por el exterior, y al parecer no tenía ganas de dormir esa noche.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Se sorprendió un poco, conocía algunos movimientos, había investigado sobre ellos pero nunca se imaginó que lo vería y sentiría de una manera tan real.
Se acercó un poco más punzando con su dedo índice en cada elevación que aparecía repentinamente, empujando muy suave en una especie de juego. Así continuó durante una media hora hasta que los movimientos internos cesaron, indicando que el pequeño inquilino ya se había rendido.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
