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El pequeño de cuatro años estaba atravesando su primer y último brote de varicela a pesar de estar completamente vacunado, cosa que tenía a sus padres de cabeza.
ㅡPapá, me pica -sollozo el pequeño rascando la extensión de su pancita- mucho.
ㅡSe que pica pero escúchame -colocó al niño en su regazo- mamá vendrá pronto con la cremita mágica, no te rasques porque te lastimarás y quedarán marcas en tu cuerpo. Eso tardará mucho tiempo en borrarse ¿Está bien? ¿Prometes que no te vas a rascar? -el niño asintió con su cabeza y Nam ablandó su mirada- ¿Por la garrita? -colocó su meñique para que Jeong enredara el suyo y así lo hizo.
ㅡPor la garrita.
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ㅡMe duele la pancita papi -susurró silenciosa la niña, parada al lado de la enorme cama, despertando a su padre de su sueño reparador- creo que voy a... -por reflejo cubrió su boca con una mano y salió rápidamente de la habitación donde sus padres dormían, siendo seguida por un preocupado Seokjin.
Yang Mi se arrodilló frente a la tasa del baño y comenzó a derrochar toda sustancia mientras su papá tomaba en una coleta su largo y azabache cabello.
ㅡTranquila princesa, luego sentirás alivio -siguió palmeando suavemente la espalda de la niña hasta que las arcadas fueron completamente nulas.
