Episodio 23

4 0 0
                                    

Las primeras semanas la pelirroja estaba en cautiverio además de ser amarrada como el clásico secuestrador, poco a poco las ataduras comenzaban a liberarse de su cuerpo.

Las marcas que esto le dejaba le traía repulsión y debilidad, sin embargo su pensamiento ya era otro estaba convencida de que era la responsable del asesinato de la amante de su ex. Ahora en las semanas que Alaska estuvo en el hospital Rosé, oh la pequeña Rosé ella... la pasaba de la siguente manera:

Todo comenzó con bofetadas por intentar escapar después subió a algunos azotes sobre las piernas con algo pesado, logrando que en una ocasión empujarla hacía el suelo, agarrándola de los hombros mientras la agitaba de una manera algo salvaje no impidiendo que su cabeza se golpeará contra el suelo, el le gritaba una, otra y otra vez que se callara hasta que ella lo hacía el se detenía.

El día que tomo su primera y última ducha fue cuando se le ofreció carnalmente a él, era una buena excusa para poder escapar de ahí, oh vaya , funcionó demasiado bien lentamente fue arrastrándose de la cama, terminando de vestirse con sumo cuidado comenzó a revisar las pertenencias del pelinegro, al encontrar lo que creía que eran las llaves del auto corrió sin duda alguna hacia la puerta.

Abrió la puerta de par en par corriendo hacia el auto, quitó seguro y abrió puerta adentrándose en él, al intentar encenderlo este no arrancó el motor sonaba pero no daba signos de querer ceder ella maldijo golpeando el volante, abrió la guantera moviendo las cosas desesperada buscando algo para siquiera amenazarlo con ello.

Entonces un pequeño golpeteo se escuchó en la ventana, ella giró su cabeza dirigiendo su mirada al pequeño golpeteo se encontró al pelinegro, este abrió la puerta agarrándola de su cabello sacándola bruscamente del auto.

La arrastraba dirigiéndose a aquella casa nuevamente hasta que ambos estaban ahí, Zeale se dio la espalda poniendo seguro a la puerta. Rosé se levantó corriendo hacia la cocina que había ahí abrió los cajones pero en su interior no había nada.

Un golpe, un golpe fue suficiente para tirarla. El golpe fue duro y directo hacia su espalda , al caer ella se dio cuenta de que fue, un bate de béisbol en manos del pelinegro.

—Qué creías que hacías!?.- le gritó el hombre frente a ella sosteniendo con más fuerza el utensilio en sus manos.—Eres una maldita perra!.- se agachó agarrándola nuevamente del cabello agitandola mientras la subía.

—Sueltame, déjame ir!.- gritaba despavorida.

Zeale la soltó y antes de que se levantará le sometió una patada en el abdomen, la pateó incontables veces hasta cansarse. Después sujeto con ambas manos el bate, la pelirroja le suplicaba que se detuviera que no lo volvería a hacer pero no le llegaron ni a los oidos a aquel “hombre”.

Un golpe directo a las piernas se escuchó un crujido, lágrimas comenzaban a salir de la pelirroja mientras soltaba un grito, uno lo suficientemente audible para cualquier persona que pasara frente a esa casa. Esta atrocidad se repitió varias veces en el mismo lugar, un relámpago se hizo presente anunciando una posible tormenta los ojos de Zeale estos parecían brillar, resaltaron en el momento en que cayó el relámpago.

La lluvia caía en cántaros, resonaba demasiado fuerte en el techo de aquella casa, el auto e inclusive el suelo. Nadie estaba ahí para ayudarla solo sus gritos quedaban en el viento, sus lágrimas quedaban esparcidas en el suelo, sus súplicas siendo silenciadas por el sonido del bate chocando contra sus piernas.

Comenzaba a arrastrarse tratando de escapar aunque sea una vez.—Por favor, detente.- suplicaba nuevamente con voz poco audible, al poco tiempo de decirlo el pelinegro se detuvo soltando el bate recargando su espalda contra la pared dejándose deslizar, sudaba mientras su pecho subía y bajaba.

Rosé no quería experimentar más aquel dolor pero esto no paro, en determinadas veces no le pasaba nada pero la mayoría era abuso físico.

Alexander después de leer el cuaderno no dudo un segundo en ir a pedir un pequeño equipo de policías para ir por la pelirroja.
Esta se encontraba mirando hacia la ventana el arcoiris, no podía moverse de aquella cama le dolía recordar aquel error que cometió y que creyó que pensó bien.

El sonido de la puerta se escuchó, no observó hacía la puerta comenzaba a llenarse de terror y pavor, pasos escuchó ingresar a aquella habitación. Sabía de quién se trataba pues un par de días antes no lo vio pero ahora, sabe que es su fin.

El pelinegro lo miró y fue acercándose poco a poco hacía ella, siquiera antes de tocarla Rosé le rogó nuevamente.

—N-no me lastimes, más.- está lo miró en sus ojos había pánico y tristeza.

Zeale no parecía escuchar sus manos estaban dentro de su chaqueta poco a poco iba sacandolas y en la mano dominante un objeto afilado hacia presencia. Zeale se sentó cerca de ella pasándole el cuchillo por la mejilla descendiendo hacía su garganta y pecho.

—Seras...- le susurra en el oído de manera dominante.—una hermosa escultura.

Zeale estaba en su casa sentado en la esquina del baño, lloraba sin detenerse pasaba sus manos temblorosas por su cabeza

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Zeale estaba en su casa sentado en la esquina del baño, lloraba sin detenerse pasaba sus manos temblorosas por su cabeza.

—Calmate, calmate.- se repetía así mismo.

El estado en el que estaba no había superado al nivel que comúnmente le daba, observó el espejo, lentamente fue bajando sus manos e instintivamente se levantó. A pasos lentos llego al lavabo, al observarse sintió lástima por sí mismo.

—¿Por qué me pasa esto a mí?.- preguntó viendo a su reflejo en el espejo.—Yo... yo no quise...

Bajo la cabeza observando a la pequeña navaja que descansaba pasivamente en este, estaba manchada de sangre dando señal que recientemente fue usada. Zeale abrió el grifo dejando correr el agua, suspiró metiendo ambas manos una cantidad de agua fría posaba en sus manos, se llevó las manos a la cara lavando todo rastro de lágrimas después mojó sus brazos lavando las heridas que se hizo. Arrugo en entrecejo e hizo una mueca de dolor, soltó un pequeño quejido.

Cerró el grifo agarrando la toalla y secarse la humedad que sentía en ese momento. Salió del baño dirigiéndose a su cocina apesar de estar lloviendo quería salir, necesitaba salir.

La vida se les escapa de las manos a varias personas que son asesinadas sin justificación, la vida es efímera, muchas flores son cortadas muy pronto; algunas apenas pimpollo , un camino carmesí va ganando terreno un color brillante. Gritos de pánico sonaron dando comienzo a algo interminable para algunas personas, un hombre fue el comienzo de esto.

Algunas luces de color rojo con azúl alumbrando acercándose a la gran masacre tan cerca del anfitrión que llevaba rato dando el espectáculo.

Algunas luces de color rojo con azúl alumbrando acercándose a la gran masacre tan cerca del anfitrión que llevaba rato dando el espectáculo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Thysanura © [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora