Mis deseos

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Llegas del trabajo y te ves cansado, tu único  objetivo es echarte en la cama para dormir.

Sin embargo, yo he pensado en ti, en todo el día, tanto que me fue difícil ocultar por un rato mi erección.

Te espero en la cama semi desnudo, llevando mi bóxer y mi camisa un poco abierta, con una pierna estira y la otra flexionada, recargado en la cabecera con un par de almohadas acomodadas, me ves y tu mirada refleja cansancio, pero me analizas de pies a cabeza.

-¿Buscaba algo Señor?

-...Todo lo que buscaba, lo encontré en ti mi ángel.

Él me sonríe no sólo con la boca, sino con la mirada. Lo miro con una media sonrisa.

-¿Cansado?

-Cansado, más no muerto, ¿Qué quieres hacerme?

-...Meterme entre tus piernas, marcarte las nalgas, marcarte el cuerpo, hacer todo porque pronuncies mi nombre, quiero hacerlo duro y sin compasión.

-...

-¿Me dejarás?

-Duro y sin compasión...

-Mi ángel... te deseo, todo el día estuve soñando despierto con este momento... Cómplaceme.

-Sabes que soy tuyo... cuando quieras y cómo quieras. 

Me levanto de la cama rápidamente, lo tomo de la cara con ambas manos, lo beso posesivamente, él se queda sin aliento un momento y trata de responder a mis besos, pero es tanta la euforia que tengo que le cuesta seguirme el ritmo, lo tomo de las nalgas y lo subo a mi cuerpo, sin duda se sujeta de pies y brazos a mi cuerpo, lo acuesto en la cama, su cuerpo rebota un poco pues no soy sutil ante ello. 

Le abro el cinturón, el botón y el cierre del pantalón y los bajo de un jalón, un jadeo de miedo sale de sus labios, lo conozco bien, en este momento tiene miedo, miedo de mi, de mi euforia, de sentirse fuera de control, le quito los pantalones y lo volteo de una manera rápida, le doy una nalgada y lanza otro grito de dolor y sorpresa.

Le pellizco el trasero, me gusta ver su trasero rebotar y el cambio de color que hace tanto cuando lo aprieto como cuando lo suelto, entre un rosa y un amarillo porque la sangre vuelve, soy adicto a esos cambios de color. 

Le meto otro azote, aun más fuerte, jadea y jala de la cama la almohada donde hace rato estaba recargado, la abraza metiéndola debajo de su pecho y metiendo la punta en su boca, sabe que va a gritar, sabe que va a sufrir y a gozar, pero para ello el camino es largo.

Le estrujo un cachete, seguido de una nalgada, abraza más la almohada y hunde su cara en ella.

Me acerco más a su cuerpo y lo beso, le subo la camisa y lo lamo, lamidas largas, recorriendo su espalda por completo, haciendo zig zag y deleitándome de su sabor.

Le subo la cadera, se acomoda para quedar arrodillado pero con su pecho en la cama, por la posición que tiene me permite verle y tener más acceso a su culo, le paso mi miembro para acariciar esa profundidad, aleja su cuerpo del mio.

-Sabes que no voy a dañarte. 

Saca su boca de la almohada y me mira de soslayo.

-...Lo sé, solo que... 

-Lo entiendo, no dejes de confiar en mi, mi ángel.

Vuelve su cara al frente y muerde la almohada nuevamente, sonrío victorioso y me inclino para chupar su entrada, meto mi lengua y juego con ella, meto mis pulgares y abro lo más que puedo, intenta apretar su  trasero, pero lo detengo imponiendo fuerza con los mismos pulgares.

Tiene demasiado miedo y no puedo permitirlo, por mas Dominante que quiera ser, mi trabajo es mantener a mi Sumiso seguro, de alguna manera me está ofendiendo que piense siquiera que puedo dañarlo.

Lo dejo por un momento y busco el lubricante que está en el cajón, he dejado salir mis dedos sin ninguna sutileza, por lo que su cuerpo a sufrido el tirón, un sollozo salió de su boca, escondiendo más su cara, me abofeteo mentalmente, pongo lubricante en su trasero y meto suavemente un dedo, juego con el lubricante para que por dentro, se mantenga húmedo y no lo dañe bajo ningún motivo. 

La lubricación, el juego de mis dedos, permanece por varios minutos sé que se encuentra completamente excitado, pues me tomado el tiempo para ello, tanto que estoy sentado junto a él con una pierna en el piso y otra doblada en la cama, le he abierto tanto el trasero que hasta mi  puño podría entrar. Le he tocado esa pequeña parte tanto que mi líquido no deja de salir de mi. Saca la cara de la almohada, respirando pausadamente.

-¿Acaso no vas a entrar?

-¿Quieres que entre mi ángel?

-Dios santo...si no entras, voy a matarte.

Me da risa su comentario y lo he cabreado, se saca la almohada de su pecho, se levanta un poco recargándose en sus ante brazos, me mira esperando una respuesta que le favorezca. Se levanta rápido y precipitadamente y me sujeta de los hombros, me empuja y caigo sobre la cama, cuando menos lo espero, lo tengo sobre mi, se incorpora un poco y de forma demandante me mete la almohada debajo de mi cabeza y me brama.

-Sube tu cuerpo.

Me vuelvo a reír y me acomodo en la cama, pongo de mejor manera la almohada y se monta en mi.

-No puedo creer que te lleve tanto tiempo prepararme y no hagas nada, ¿Qué acaso no escuchas mi excitación?

-Lo hago mi ángel, pero no dejabas de tener miedo.

-... eso... eso.

-Sólo móntate mi ángel.

Se auto penetra y comienza a moverse, como quedo básicamente sentado, tengo todo el acceso a su trasero pudiendo estrujarlo, darle nalgadas y jugar con ellas, me besa reiteradas veces, brincando sobre mi, echando su cabeza hacia atrás gozando de mi, de mis caricias, dejo que lleve el ritmo porque quiero que sepa que puede confiar en mi, en su Dominante, aunque también sé que su cuerpo necesita de mi, de esa parte donde yo llevo el ritmo, donde yo elijo lo que es lo mejor para él.

Después de varios minutos donde los dos estamos por tocar el cielo, me abraza más fuerte, sé que está por terminar al igual que yo, esconde su cara en mi hombro.

-Sabes qué hacer...

Y vaya que lo sé. Lo tomo con fuerza del cuerpo, abrazándolo, sin medir mi fuerza lo levanto un poco y arremeto en su entrada, voy bajando nuestros cuerpos para quedar acostados y sea la posición mejor para apoyarme de mis piernas y poder levantar la pelvis de una forma rápida y dura, me dejo llevar con fuerza, hasta que lo escucho balbucear mi nombre, siento mi abdomen caliente, mi ángel a terminado. le pellizco una vez más las nalgas y me dejo fluir en él.

Tal vez no fue la manera en cómo lo quería, no fue con la fuerza ni posesión que deseaba, pero un Dominante también debe complacer a su Sumiso, en mi caso, debo trabajar más en la confianza que debe tenerme, porque sí, aquí se debe hacer lo que yo quiero y cuando quiero, pero como Dominante, la seguridad de mi Sumiso en más importante que mis propios instintos. 

Ya vamos por menos!!! 93/100!!!!
Gracias por los votos y ojitos!!!!
Con cariño 💜Anny💜

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