Capítulo 4 "El primer uno VS uno no puede ser tan peligroso... ¿o sí?"

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- Dios... Vaya semanita. - se quejó Axel tras salir del aula de matemáticas.

- Es lo que toca. Currar y estudiar a la vez es algo pesado. Yo ya te avisé en su momento. Varias veces. - le dije.

- Lo sé, lo sé. Pero quiero tener dinero ahorrado por si me hiciese falta. En estos días no viene nada mal. -

- Ahí te doy la razón. -

Ambos salimos fuera del instituto y nos sentamos en el banco donde siempre nos sentábamos, pues ya era la hora del descanso. Bendito descanso. Las clases eran peores que enfrentarme a zombies o goblins en ese otro mundo, que para aquel entonces no sabía cómo llamarlo, por cierto.

- ¿Qué toca en la siguiente? - pregunté mientras sacaba un termo.

Cierto, que aún no lo había comentado. A veces se me olvidaba en casa, pero tenía por costumbre llevar un termo cargado de café para Axel y para mí. Nos ayudaba a reponer energías para las clases tras el descanso.

- Hoy te has acordado de traerlo, ¿eh? - recalcó Axel tratando de picarme. - Y creo que después nos toca biología. -

No pude más que dar un largo suspiro de desesperación al escuchar la palabra "biología". En realidad cualquier materia me habría provocado la misma sensación. Tenía otras cosas en mente, por lo que me costaba más de lo normal el prestar atención. No sabía si podría ir al día siguiente al instituto de forma normal... No sabía si amanecería muerto. Esa incógnita que no quería pero necesitaba saber me estaba matando por dentro. Y el saber que Kuro tiene la mala suerte de su lado... A saber si realmente podía salir vivo de las ruinas.

- Oye, te noto disperso. ¿Qué te pasa? - me preguntó Axel, preocupado. - Y no me digas que "nada". Sabes que no me puedes mentir. -

- ¿Y eso en dónde está escrito? -

- En que te conozco y sé cuándo me mientes. - respondió al momento. - ¿Me lo cuentas o qué? El recreo se acaba. -

De nuevo no pude hacer otra cosa que suspirar. ¿Cómo iba a explicarle a Axel que cada vez que me dormía viajaba a otro mundo y encima hacer que quedase creíble? Lo dijese como lo dijese, iba a quedar como un loco. Definitivamente. Sin lugar a dudas.

- Es algo realmente complicado de explicar. - me rendí finalmente.

Finalmente reuní el valor para contarle a mi mejor amigo mis desventuras como aventurero novato en otro mundo... Pero fue en vano. Antes de que pudiese decir algo vi una figura que se me hacía conocida. Una figura de una persona pesada, y no por su aspecto. Esa persona se acercó a nosotros con una sonrisa tallada a mano en su rostro.

- Buenas. - nos saludó casualmente. - ¿Habéis visto a la profesora de música? Teníamos ensayo en el aula, pero no aparece. -

- Ni idea. ¿Tú la has visto, Axel? - contesté al instante.

- He estado todo el rato contigo. Sabes que no. - dijo Axel. - No hace falta que me rehagas la pregunta, Dan. -

- Vaya... Pues seguiré buscando. Gracias. - se despidió mientras se iba sin perder la sonrisa.

Esa persona era ni más ni menos que mi primo Nathaniel. Nathan o Nath, para los amigos. Un chico moderadamente alto, rubio, de ojos verdes y facciones faciales que describirías como atractivas. Personalmente lo llamaba "el Gary Stu" a sus espaldas, ya que desde pequeño era prácticamente perfecto en todo. No se quejaba, tenía las mejores notas, era amable, bueno en los deportes, guapo, líder nato... Vamos, un Gary Stu de manual, vaya. Sinceramente mi desagrado hacia él era puramente por envidia. Y no de la sana, precisamente. Pero quién no envidiaría a alguien que parece ser perfecto...

Cuando me duermo... ¡¿Aparezco en otro mundo?! / NemurisekaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora