CAPÍTULO 7

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Uno a uno, todos somos mortales. Juntos, somos eternos.”

Cierto día a principios de diciembre, cuando apenas quedaban dos semanas más de ensayos, el frío cielo invernal ya estaba totalmente negro cuando la señorita Somin nos dejó marchar

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Cierto día a principios de diciembre, cuando apenas quedaban dos semanas más de ensayos, el frío cielo invernal ya estaba totalmente negro cuando la señorita Somin nos dejó marchar.

Hoseok me pidió si podía acompañarlo a su casa. No sé por qué quería que lo hiciera; Seul no era exactamente un vivero de actividades delictivas por aquel entonces. El único asesinato del que había oído hablar había ocurrido seis años antes, cuando un chico murió apuñalado delante de la taberna Maurice, un tugurio frecuentado por tipos como Lew, por cierto.

Durante aproximadamente una hora, su muerte causó una gran conmoción y los teléfonos no pararon de sonar en todo el pueblo mientras algunas mujeres se preguntaban asustadas por la posibilidad de que se tratara de un perturbado que merodeara por las calles, atacando a víctimas inocentes.

Todo el mundo cerró las puertas con llave y cargó las escopetas; los hombres se sentaron junto a las ventanas del comedor para ver si por su calle aparecía alguien con aspecto de delincuente, alguien que se moviera con sigilo. Pero la historia se aclaró antes de que la noche tocara a su fin cuando un muchacho entró en la comisaría de policía para entregarse, y luego explicó que se había tratado de una pelea que se les había ido de las manos. Evidentemente, la víctima se había largado del bar sin pagar, por una mera apuesta. Acusaron al joven de asesinato en segundo grado y le cayeron seis años en la penitenciaría del estado. Los policías en nuestro pueblo tenían el trabajo más tedioso del mundo; sin embargo, les gustaba contonearse por ahí con soberbia o sentarse en alguna cafetería mientras hablaban del « gran crimen» , como si hubieran resuelto uno de los casos mediáticos más importantes del país.

Fuera como fuera, la casa de Hoseok estaba de camino a la mía, así que no podía decir que no sin herir sus sentimientos. No es que me gustara Hoseok, no me malinterpretes, pero, cuando uno ha pasado bastantes horas al día con alguien y tiene que continuar viendo a esa persona durante, por lo menos, otra semana, no le apetece cometer ninguna tontería de la que al día siguiente uno de los dos tenga que arrepentirse.

La función iba a ser representada el viernes y el sábado siguiente, y mucha gente ya hablaba del acontecimiento. La señorita Somin estaba tan impresionada con Hoseok y conmigo que no paraba de contarle a todo el mundo que iba a ser la mejor función de toda la historia. Era evidente que se le daba muy bien eso de hacer propaganda.

En el pueblo había una emisora de radio, y la entrevistaron en directo, no solo una vez sino dos, y en ambos casos aseveró —cómo no—: « ¡Será maravilloso, absolutamente maravilloso!» .

La señorita Somin también se había puesto en contacto con la prensa local, y un periodista convino en redactar un artículo sobre la obra, básicamente por la conexión que existía entre Hoseok y el Señor Lee, a pesar de que todo el mundo en el pueblo ya lo supiera. La señorita Somin estaba entusiasmada con el proyecto, y justo aquel día anunció que iban a añadir más sillas para acomodar a la numerosa audiencia que iba a asistir al teatro.

𝚈𝙾𝚄 𝚆𝙸𝙻𝙻 𝚁𝙴𝙼𝙴𝙼𝙱𝙴𝚁 𝙼𝙴? ❦VHOPE❦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora