CAPITULO 12

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"Te quiero y te dejo mi corazón para siempre amor mío."



Tenía leucemia

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Tenía leucemia. Lo sabía desde el verano.

Cuando me lo dijo, me quedé blanco. Un puñado de imágenes atravesó mi mente a gran velocidad. Fue como si, en ese breve instante, el tiempo se hubiera detenido de repente, y comprendí todo lo que había pasado entre nosotros.

Entendí por qué él me había pedido que aceptara el papel de Thornton en la obra; comprendí por qué, después de que acabáramos la función, el señor Lee había susurrado al oído, con lágrimas en los ojos, que él era su ángel; comprendí por qué el señor Lee tenía un aspecto tan cansado últimamente, y por qué parecía incómodo con la idea de que yo pasara todos los días por su casa a ver a Hoseok. De repente, todas las piezas encajaban en el rompecabezas.

Por qué él quería que aquella Navidad fuera especial en el orfanato…

Por qué no creía que pudiera ir a la universidad…

Por qué me había regalado la Biblia…

Todo tenía sentido y, al mismo tiempo, nada parecía tener sentido.

Jung Hoseok tenía leucemia…

Hoseok, el dulce Hoseok, se estaba muriendo…

Mi Hoseok…

—No, no —susurré consternado—, seguro que se trata de un error…

Pero no había ningún error. Cuando volvió a decírmelo, perdí el mundo de vista. Noté que la cabeza empezaba a darme vueltas y me aferré a Hoseok con fuerza para no perder el equilibrio.

En la calle vi a un hombre y una mujer, que caminaban hacia nosotros, con las cabezas gachas y las manos en los sombreros para evitar que salieran volando con el vendaval. Un perro atravesó la calle trotando y se detuvo a olisquear unos arbustos. En la otra acera había un hombre encaramado a una escalera de mano, retirando las luces de Navidad de la fachada. Escenas normales de la vida diaria, acciones en las que no me había fijado hasta entonces, de repente me enfurecían. Cerré los ojos, deseando poder despertar de aquella espantosa pesadilla.

—Lo siento, Taehyung —seguía repitiendo él, una y otra vez.

Sin embargo, era yo quien debería pedirle perdón. Ahora lo sé, pero mi confusión me mantenía paralizado, incapaz de articular ni una sola palabra.

Sabía que no se trataba de una pesadilla. Volví a abrazarlo, sin saber qué otra cosa podía hacer, mientras las lágrimas rodaban por mis ojos, intentando sin éxito comportarme como la roca firme que creo que él necesitaba.

Lloramos juntos en medio de la calle durante un buen rato, a escasos metros de su casa. Volvimos a llorar cuando el señor Lee abrió la puerta y vio nuestras caras, y al instante comprendió que yo sabía su secreto.

𝚈𝙾𝚄 𝚆𝙸𝙻𝙻 𝚁𝙴𝙼𝙴𝙼𝙱𝙴𝚁 𝙼𝙴? ❦VHOPE❦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora