CAPÍTULO 10

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"Con cada beso me dices te quiero, y con cada sonrisa me dices te amo."

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Más tarde, aquella noche, lo llevé a su casa en coche. Al principio no estaba seguro de si recurrir a la vieja táctica de bostezar alargando el brazo para rodearlo con disimulo por el hombro, pero, si he de ser sincero, no sabía exactamente qué sentía él por mí.

Era cierto que me había dado el regalo más maravilloso que nadie jamás me había hecho y, aunque probablemente nunca abriría aquella Biblia para leerla con el mismo fervor que él, sabía que para Hoseok eso suponía desprenderse de una parte esencial de su vida. Pero era la clase de persona que donaría un riñón a un desconocido que acabara de conocer por la calle, si de verdad lo necesitara, así que no estaba exactamente seguro de cómo interpretarlo.

Hoseok me había dicho una vez que no era tonto, y supongo que finalmente yo había llegado a la conclusión de que no lo era. Quizá fuera un poco…, bueno, diferente…, pero él había deducido lo que yo había hecho por los huérfanos y, analizándolo en retrospectiva, creo que incluso lo sabía cuando estábamos sentados en el suelo de su comedor contando las monedas. Cuando dijo que era un milagro, supongo que se refería específicamente a mí.

Recuerdo que el señor Lee había entrado en el comedor mientras Hoseok y yo estábamos hablando de la cantidad total de dinero, aunque no dijo gran cosa. Últimamente, el señor Lee se comportaba de una forma extraña; por lo menos, a mí me daba esa impresión. Es cierto que en sus sermones seguía abordando la cuestión de la codicia, y todavía hablaba de fornicadores, pero sus sermones eran más cortos que de costumbre; incluso de vez en cuando se tomaba una pausa justo en medio, y entonces lo embargaba aquella extraña mirada melancólica, como si estuviera pensando en otra cosa, en algo verdaderamente triste.

No sabía cómo interpretar su comportamiento, dado que en realidad no lo conocía tan bien. Y Hoseok, cuando hablaba de su padre, parecía describir a una persona completamente diferente. No podía imaginar al señor Lee con un gran sentido del humor, de la misma forma que me resultaba imposible imaginar dos lunas en el cielo.

Bueno, la cuestión es que él entró en el comedor mientras hablábamos del dinero recolectado y Hoseok se puso de pie con aquellas lágrimas en los ojos; El señor Lee no pareció darse cuenta de mi presencia. Dijo que estaba muy orgulloso de él y que lo quería mucho; luego regresó de nuevo a la cocina y volvió a concentrarse en su sermón, sin siquiera saludarme. Ya sé que yo no había sido precisamente el niño más devoto de la congregación, pero me pareció que su comportamiento era un tanto extraño.

Mientras estaba pensando en el señor Lee, miré con disimulo a Hoseok, que estaba sentado a mi lado. Permanecía con la vista fija en la ventana, en actitud risueña, casi sonriente, pero distante a la vez. Sonreí. Quizás estaba pensando en mí. Mi mano empezó a deslizarse por el asiento, acercándose a la de él, pero, antes de que pudiera rozarla, Hoseok rompió el silencio.

𝚈𝙾𝚄 𝚆𝙸𝙻𝙻 𝚁𝙴𝙼𝙴𝙼𝙱𝙴𝚁 𝙼𝙴? ❦VHOPE❦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora