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Si a Jimin le hubiesen dicho tiempo atrás que estaría en casa de otro alfa, con el olor de este impregnado en su piel, y pintando las uñas de dicho alfa y su mejor amigo... habría pensando que perdieron la cabeza.

Porque ahí estaba sentado en el comedor, la comida recogida y reemplazada por limas y dos barnices de uñas que Jungkook tenía en su armario. Uno era negro, otro era de un tono turquesa, y Jimin sospechaba que los había comprado con esa intención. Luego Jungkook se lo confirmaría. —Planeaba decirte que me las pintaras pero nunca se dio el momento...

—Bueno, ahora te estás quedando lindas —Jimin sonrió. Ya había pintado las de Hoseok, quién le tomaba fotos a su manicure turquesa. Mickey también había sido victima de su noche de belleza—. Te dije que el negro te luciría.

Las manos de Jungkook eran bastante bonitas, la decoración del negro hacía un estético contraste con su blanca piel. Todos los bordes estaban limpios, Jimin se había encargado de eso. Adoraba arreglar sus uñas y eso se reflejaba a la perfección.

—No lo dudo, me veo lindo —Jungkook sonrió también, acercándose repentinamente hasta robarle un beso en la comisura de sus labios. Aparentemente no le apenaba hacerlo delante de su amigo tal como a Jimin sí—. Pero no como tú. Eres el omega más bonito.

—Exagerado —el mencionado chasqueó su lengua, ambas mejillas compartiendo un tono rosáceo a contraste de su fingida mala mirada que fue dirigida al alfa—. Solo lo dices para robarme besos y... Eso.

—¿Eso qué? —el alfa casi se reía, meneando sus cejas mientras Jimin arrugaba la nariz y se concentraba en terminar con sus uñas.

En la otra silla eran observados por Hoseok, sonriente y pleno ante la imagen frente a él. Era visible la alegría que le causaba ver feliz a alguien tan importante para él, tan feliz que su presencia quizás debía posponerse para otro día. —Jimin, fue un placer enorme conocerte —Hoseok se levantó con su teléfono en una mano y Mickey en el otro brazo, este lamiendo sus dedos antes de que estornudara por el olor al barniz—. Amé mis uñas y molestar a Jungkookie, pero ya es tarde y tengo mucho sueño.

—Oh... Fue un placer también para mí, y extrañaré a Mickey —el omega se levantó de inmediato para despedir a Hoseok, recibiendo un corto abrazo por parte de este. Su aroma era increíble, así que fue tomado de maravilla.

—¡Debo traerlo a jugar! Y tenemos que salir pronto. A Jungkook le encanta que vayamos al arcade —Hoseok meneó sus cejas ante el mencionado, mirándole nuevamente a él después—, así que tendrás que venir con nosotros pronto.

La despedida fue corta y no mucho después Jimin se hallaba sentado en el sofá junto a Jungkook, este soplaba sus uñas y las veía son suavidad en toda su expresión. Jimin lo apreciaba demasiado, sentirse útil era algo a lo que se aferraba y propiamente le fue negado en cuantiosas ocasiones. Sin embargo estaba ahí, sintiéndose tan feliz que su corazón podría salírsele del pecho.

Noches como esa eran lo que Jimin ansiaba tener en su día a día, saborear el resquicio de calidez y cariño por mucho que no lo hubiese tenido. Allí estaba frente a él Jungkook, el omega sentado de lado con sus piernas encogidas frente a su cuerpo. —Mi celo llegará pronto...

La cabeza de alfa se alzó de inmediato como la de un ciervo, sus ojos grandes y saltones de color café taladrando hacia su dirección con interés poco enmascarado. —¿De verdad?

Jimin asintió, sus labios unidos en un puchero pequeño como un círculo de color rosa en su rostro. —Usualmente lo arrastraba con supresores, pero esta ve decidí dejarlos- por mi salud, y además ya no tiene punto. No necesito supresores ni anticonceptivos.

HOUSE OF CARDS | kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora