𝟐𝟐. 𝐃𝐨𝐜𝐞 𝐚𝐧̃𝐨𝐬

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Azuma Noriko

¿Alguna vez han tenido esa sensación de deja vu?  Bueno, eso sentí en el momento en el que la vi.

Radiante, tan llena de vida, tan hermosa... su cabello blanco con reflejos azules, sus grandes ojos color negro y su piel pálida por la falta de sol...

- Mamá...- susurré. La brisa mojaba mi cara y mis cabellos se movían indiscriminadamente. Ahí estaba ella, parada conservando el paisaje. Di unos pasos al frente aun sin poder creer que ella estuviese de nuevo conmigo, sin darme cuenta las lágrimas ya estaban saliendo de mis ojos.- Mamá.- caminé mas rápido hacia ella, esta se dió vuelta para encontrarse conmigo, su cara demostraba lo anonada que estaba, tenía cuatro la última vez que nos vimos.- Madre, ¡madre!

- ¿Noriko?.- estaba angustiada y sus ojos comenzaban a mojarse.

Corrí a ella con todas mis fuerzas hasta que llegué a sus brazos. Mi cabeza quedó en su pecho, yo la abracé al instante, al parecer ella estaba confundida ya que no reaccionaba, su olor a rosas seguía en ella, su suave piel fresca, era ella, era real lo que sucedía no era como los sueños donde despertaba entre lágrimas, por primera vez, era ella.

- Noriko, ¿En serio eres tú?.- alcé mi cabeza para poder verla bien.

- Claro que si, ¿o es que ya no me recuerdas, madre?.- le dije con una pequeña sonrisa amarga, mientras mi lagrimas escurrían por mi cara como ríos.

- Noriko, mi pequeña Noriko.- comenzó a besar toda mi cara y cabeza, me abrazaba y en ese momento, sentí que volvía a vivir.

- Mamá, ¿Que haces afuera? Debes estar en cama.- me quité la chaqueta de la escuela y se la puse en los hombros para que se cubriera, ella se sobresaltó un poco, quizá esta empezando a analizarlo que había sucedido en todos estos años que habían transcurrido.

(...)

Después de llevarla a su cama, me dediqué a prepararle de comer, soba para ser exactos, no supe que mas hacer, tenía tantas preguntas que hacerle.

Entré a su habitación con una bandeja en las manos, ahora ella estaba vestida de manera diferente, la bata blanca de dormir fue reemplazada por un vestido azul que mas que nada parecía una camisa larga, ella estaba viendo por la ventana dejando entrar la fría corriente de aire.

- Te traje algo de comer.- puse la bandeja en una mesa que estaba ahí.

- Noriko, ¿Cuánto tiempo ha pasado?.- me preguntó sin dejar de mirar por la ventana.

- Doce años.- respondí sin mas, parecía no demostrar ninguna emoción, quizá lo heredé de ella.

- ¿Tienes 16 años?

- Si,  en tres meses cumpliré 17.- bajé las mangas de mi blusa escolar.

- ¿En qué mes estamos?

- Diciembre.

- ¿Y la nieve?

- Se ha retrasado un poco este año, pero ha estado lloviendo o simplemente el aire es muy frío.

- ¿Y tu padre?.- dijo con un ppco de molestia.

- En su enorme mansión, ¿Por qué la pregunta?

- Por nada...- cerró la ventana.- disculpa por ser así, estoy intentando asimilar todo esto.- se sentó en su cama.

- Te entiendo, así era yo cuando salí de casa.- me mantuve parada.

- ¿Qué te hizo Hotaka?.- su mirada era bastante oscuro, si, ella era mi mamá.

¡𝑺𝒉𝒊𝒏𝒆! [Vol.1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora