CAPÍTULO 23: En busca de la esperanza

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"La esperanza se encuentra en los lugares más inesperados, donde menos lo esperamos, y a menudo, en los rostros más ocultos."


Narrado por Joseph

Han pasado tres semanas desde la desaparición de Isabella. Tres semanas de noches sin descanso y días vacíos. Los esfuerzos por encontrarla parecen haberse estancado, y cada mañana al despertar, la angustia de no saber nada se siente aún más fuerte. Mi familia está devastada, al igual que sus amigos. A veces me pregunto si hay algo que esté haciendo mal, si de alguna manera podría haber hecho más. Pero no puedo cambiar lo que ya ha sucedido, solo seguir buscando. Y eso es lo que hago, sin descanso, sin detenerme.

Hoy no es distinto. La angustia me sigue y me ahoga, pero tengo que encontrar un respiro, aunque sea por un momento. Decido ir a la plaza central, un lugar que solíamos visitar con Isabella, un espacio donde las sombras del pasado no se sienten tan cercanas. La gente va y viene, ajena al dolor que me consume, pero en ese bullicio encuentro una leve paz. Siento que si toco mi guitarra, podré encontrar algo de calma, aunque sea por un segundo.

Me siento en el banco que siempre ocupábamos. El espacio vacío a mi lado parece más grande ahora, como si Isabella fuera a aparecer en cualquier momento. Cierro los ojos y dejo que la guitarra hable. La melodía fluye suavemente, sin prisa, como si fuera una forma de desahogar mi alma rota. Cada acorde es una súplica, una oración silenciosa por encontrarla, por traerla de vuelta a casa.

Mientras toco, una niña pequeña se acerca a mí. Es tímida al principio, pero se queda cerca, observando. Su rostro es curioso y su mirada, sincera. Me mira como si intentara entender algo que está más allá de lo que puede ver. No me molesta que se acerque; al contrario, por un momento me siento desconectado de todo el dolor. Ella pregunta si la canción es triste, y le respondo que sí. Con una sonrisa, se sienta cerca de mí, y comenzamos a hablar de cosas sencillas, de historias imaginadas, de mundos fantásticos. Por un momento, la vida parece menos complicada.

Entonces, la niña, que se llama Abigail, menciona algo que hace que mi corazón se detenga: "He visto a esa chica antes." La observé con atención. ¿Isabella? ¿Dónde? Abigail explica que su padre trabaja cuidando una casa en las afueras de la ciudad, una casa en la que Isabella ha estado. Mi mente da un giro inesperado. Sin pensarlo, le pregunto por más detalles. Ella me habla de una foto en la que Isabella aparece con una familia que estuvo hospedada allí. La niña menciona que su padre había dicho que los dueños de la casa estaban solo temporalmente, pero nunca le presté atención a los detalles hasta ahora. Mi corazón late con fuerza. Si Isabella estuvo allí, si realmente estuvo en esa casa, entonces mi búsqueda tiene una nueva dirección.

La niña me señala la ubicación de la casa, describiéndola con detalles que me ayudan a ubicarla. Está en las afueras, cerca del bosque, y tiene una vista impresionante de la ciudad. No puedo evitar sentir un torrente de emoción recorriéndome. Finalmente, algo que puedo seguir, una pista real, no solo rumores.

Antes de irme, Abigail me dice algo que me hace pensar aún más. Observa a lo lejos y menciona a un hombre que está parado en la esquina, aparentemente distraído. Lo miro y noto que es Kim Jackson, un conocido de la ciudad. No le he hablado mucho, pero sé que tiene conexiones con personas que podrían saber algo más sobre Isabella. Mi corazón late con fuerza mientras me acerco a él. Algo en mi intuición me dice que esto no es una coincidencia, que Kim puede tener información clave sobre lo que está pasando.

Me acerco a él, intentando mantener la calma, pero no puedo ocultar la ansiedad que me consume. Kim me observa, pero no parece sorprendido de verme. No es la primera vez que coincidimos, pero siempre he sentido que hay algo en él que no termina de encajar. A veces, hay algo demasiado calculador en sus gestos, algo que me dice que no siempre es quien aparenta ser.

—Joseph —dice, su tono neutro, sin emociones—. ¿Cómo estás?

No le contesto directamente. En lugar de eso, le pregunto de inmediato por Isabella. Le hablo sobre lo que acabo de descubrir, sobre la casa en las afueras y la foto en la que Isabella fue vista. Los ojos de Kim se estrechan un poco, pero no me interrumpe. En lugar de eso, parece pensativo, como si estuviera buscando una forma de responder sin comprometerse.

—¿Una casa en las afueras? —dice con una sonrisa ligera, casi burlona—. Puede que haya algo ahí, pero no sé si eso te ayudará a encontrarla. Esa casa es privada, nadie sabe mucho sobre quién la usa o por qué.

Mis sospechas crecen, pero no puedo darme el lujo de desconfiar completamente. Aún quiero creer que Kim puede ayudarme. Sin embargo, noto algo en su mirada que me hace pensar que no está siendo completamente honesto. Se ve incómodo, como si intentara ocultar algo.

—¿Conoces a alguien que pueda saber más? —pregunto, mi voz firme pero cargada de desesperación. Kim permanece en silencio por unos segundos, como si estuviera evaluando mis palabras, y luego suelta un suspiro.

—No —dice finalmente.

Me siento frustrado, pero decido no presionarlo más. A veces siento que Kim oculta más de lo que está dispuesto a admitir. No confío plenamente en él, pero no tengo muchas opciones. Agradezco su "ayuda" de forma cortés, aunque sé que no me ha dado mucho para trabajar. Algo no cuadra, y me pregunto si Kim sabe más de lo que está diciendo. Sin embargo, no tengo tiempo para investigarlo más ahora; tengo que seguir adelante con la pista que me ha dado Abigail.

A medida que me alejo, la duda me persigue. ¿Es Kim parte de todo esto? ¿Sabrá algo más de lo que me ha dicho? Pero no puedo quedarme con esas preguntas; tengo que encontrarla. Esta casa, las pistas que Abigail me dio... esta es mi oportunidad. No voy a dejar que nada ni nadie me detenga.

Voy a encontrarla, cueste lo que cueste.

Mundos Oscuros [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora