Cap. 10 *Te amo Sanji...*

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Holi, personas inocentes no leáis plis. Mi propósito no es traumaros
Mejor saltaros este capítulo y esperad directamente al siguiente, sorry :'3

*Anteriormente*
Ese fue el último comentario antes de lanzarse a por mí sin ningún tipo de piedad.
*Ahora*
Me quitó la camiseta y comenzó a dejar marcas de uñas por todo mi pecho y espalda. Luego, se dedicó a morder y besar mi cuello con la intención de marcarlo. Mis pezones estaban bastante duros ya, por lo que debió pensar que era momento de atenderlos. Comenzó a succionar el primero mientras que con el otro jugueteaba con su mano. Luego, fue cambiando.

Mientras tanto, yo luchaba por no soltar ni el más mínimo gemido, no iba a darle ese placer. Sin embargo, era difícil.
No paraba, no me dejaba respirar. Cuando creía que podría recuperar el aliento, me volvía a besar o a hacerme cualquier tocamiento que me provocara gemir.

No podía evitar acalorarme, mi agitada respiración tampoco.

Solo quería que este tipo terminara ya con su juego para poder pensar en cómo escapar.

–Mmmm, aún mejor de lo que imaginé...– dijo apartándose un poco de mí.

Por fin.

Yo estaba completamente rojo y respiraba de forma muy agitada. Y aun en esa situación, le dediqué una mirada de odio que no pasó para nada desapercibida.

–Ahora vas a aprender lo que es meterse con el mejor espadachín...– dijo a la vez que se levantaba y desabrochaba su pantalón.

Mierda, ¿qué vendría ahora?

–Púdrete...– fue lo único que mi ahogamiento me permitió decir antes de volver a jadear por la falta de aire.

Lo que sucedió después fue la gota que colmó el vaso.

–Bien, ahora métetela en la boca. Dale la atención que se merece– dijo bajándose los pantalones junto a sus bóxers, mostrándome su miembro.

–Ja, ni lo sueñes– dije riéndome sarcásticamente.

–Vaya, parece que olvidaste que soy el mejor espadachín del mundo... Sería una pena que algo le pasara a tu hermoso ángel rubio, ¿verdad?– dijo poniendo cara inocente.

Inocente mis narices.

Eso me dejó petrificado. No podía permitir que le hiciera nada malo a Sanji. Maldita sea, si tan solo me hubiera quedado en esa habitación junto al cejillas...

-Malnacido...

En ese momento, metió su miembro en mi boca de una sola estocada.

Él no paraba de gemir por el aparente placer que estaba sintiendo y yo no pude evitar que se me escapara una lágrima al recordar a mi chico...

Sanji...

Pronto, el ojimiel se vino en mi boca, provocando en mi un gran malestar. De la impresión, el dolor y la ira, mordí con gran ímpetu su ya semierecto miembro, recibiendo como respuesta un grito de dolor a la vez que salía por la puerta soltando maldiciones hacia mi persona.

Me sentí tan solo e indefenso que tuve la necesidad de acaparar el silencio.

–Sanji, te echo de menos... No sé cuánto tiempo llevo aquí. Debe ser bastante porque tengo tanta hambre que me comería hasta esa ballena que nos encontramos cuando entramos al Grand Line.

–Qué estarás pensando ahora... ¿Y haciendo? Yo pensando en ti, porque solo tengo ojos para ti... En cuanto consiga librarme de este desgraciado, volveré contigo, lo juro.

Tras eso, caí presa del agotamiento.

Después de un largo "descanso", porque a caer dormido de agotamiento secuestrado, atado a una silla mientras un depravado intenta violarte, no se le puede llamar descanso, Mihawk volvió a entrar en la sala de una manera mucho más agresiva.

Se veía harto de esperar.

Por mí, que esperara sentado. No pienso rendirme.

–Mira Zoro, antes has visto como hago las cosas por las buenas. En un principio, preferiría rehusarme a hacerlo por las malas, pero no me estas dejando otra opción– dijo mirándome fijamente.

Volví a escupirle.

Como ser despreciable que era y es, no merecía ni siquiera una mirada. Tan solo ser tratado como lo que era, basura.

–Vale niñito malcriado, como tú quieras– dijo acercándose.

Se posicionó detrás de la silla en la que me encontraba sentado y me hizo un calmante golpeándome ágilmente la zona en la que se unían mi cuello y mi hombro. No consiguió desmayarme pero si me dejó bastante débil.

Luego me soltó las cuerdas que me mantenían atado a la silla y me dejó en el suelo como si fuera un deshecho, golpeándome, pero, a la vez agrediéndome de la misma manera que antes de salir de la habitación. Besos, succiones, uñas clavadas... Horrible.

Hubo un momento que pareció aburrirse, ya que lo hacía todo con menos ganas e intensidad. Necesitaba más aun viéndome sufriendo, falto de oxígeno y completamente rojo del calor.

–Veamos que tienes ahí abajo...– dijo posicionandome boca arriba, mientras me bajaba la bragueta del pantalón, este y los bóxers que llevaba aún puestos.

–Santo Oda, que maravilla... Esto merece un poco de atención– dijo mirando fijamente mi miembro.

Se sentó en frente mía y, con su mano, comenzó a hacer movimientos en mi pene, masturbaciones a las que yo no podía evitar responder con gemidos.

Cuando consiguió que llegara al orgasmo, me abrió de piernas frente a él, haciéndome sospechar de cual sería su próximo movimiento.

–Lo siento Zoro, me has obligado. Yo quería ir más despacio pero veía que ese cocinerucho te conquistaba antes que yo así que...

Ni le dejé terminar.

–Vete al infierno...– dije sin poder evitar que las lágrimas salieran.

Conseguí escuchar una leve risa mientras trataba de posicionar su miembro en mi entrada.

–Disfrútalo, esta va a ser la primera vez que te follen por aquí.

–Maldito desgraciado...– fue lo único que alcancé a decir antes de que se abalanzara sobre mis labios.

–Cállate– contestó.

Durante ese instante de espera, solo se me podían venir imágenes de Sanji a la cabeza. Nuestro primer encuentro, cuando entramos al Grand Line, nuestras peleas, cuando nos dimos nuestro primer beso... Ahí comprendí que probablemente no lo volvería a ver, tras tres o cuatro veces que Mihawk me utilizara como juguete sexual, se cansaría y me mataría para silenciarme.

Las lágrimas fluyeron más potentes y antes de la penetración me dio tiempo de susurrar: –Te amo Sanji.

Después de eso, recuerdo un gran estruendo y una luz cegadora proveniente de un agujero recién hecho en la pared.

Una figura de un hombre y una mujer fueron lo único que pude distinguir.

¿Qué pasará? ¿Zoro conseguirá escapar? ¿Quiénes serán esas figuras? ¿Mihawk será descubierto?

Holaaaaaaa, bueno, me imagino lo que estaréis pensando... Que pinche verga hace esta pendeja actualizando dos días seguidos?
Pueeeeees, estaba leyendo vuestros comentarios cuando me puse a hablar con una lectora y bueno, me fui de la lengua y acabé prometiendo cosas jejeje...
Bueno, volvimos prontito con el 10, he de decir que esto se acaba nakamas, le pueden quedar 3 capitulines o 4... Bueno, lo bueno es que con esto me habéis hecho muy feliz y aún lo estáis haciendo, me motivais a escribir más...
Bueno, no me voy a liar más que en España son las 12 de la madrugada y mañana tengo clases.

Historia: "Mi idiota" (ZoSan)
Escritor:DelfinaBernini

Muchos besosss nakamas, mugiwara se despide :3

¿Estaré enamorado? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora