❝ 𝓡𝓸𝓽𝓸 ❞ ┋𝓡𝓾𝓼𝓐𝓶𝓮

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Pasaban los días, semanas, meses, años.

Él nunca volvió.

¿Acaso se aburrió de mí?

¿Me odiará?

¿Qué fue lo que hice mal?

(...)

- 《Pasaron con exactitud 14 años desde que se alejó de mí》 - Pensaba el estadounidense recostado en su cama al lado de su actual pareja después de tener sexo; que la verdad solo lo hacía por "satisfacer" a su pareja, el cual parecía que nunca lo estaba.

Eran ya pasadas las tres de la mañana, seguía algo pensativo el de menor edad. Justo se acordó de Rusia, su mejor amigo de la infancia; el cual un día se fue, sin razón alguna.

El estadounidense no durmió nada en toda la noche, y no es como si se pudiera haber movido de su lugar, ya que los formados brazos de su pareja lo estuvieron aprisionando toda la noche; mientras que este simplemente dormía.

Ya totalmente de día su pareja se despertó como de costumbre con una mueca de enfado, el cual se limitó a decir un "buenos días" muy desanimado. Simplemente se dirigió al baño, posiblemente a ducharse.

- Ugh..... - Suspiro a modo de queja el menor por un fuerte dolor de cadera - dammit - simplemente espero sentado esperando que su pareja saliera del baño, el cual no demoró mucho.

El de mayor después de un tiempo salió del baño ya con su ropa normal dándole una mirada algo fría al contrario, simplemente siguió su camino hasta la sala.

Después de su rutina diaria el estadounidense bajo a la sala donde yacía su actual pareja, sentado al frente de la mesa con un plato a medio comer; él cual al ver al otro bajar coloco una mueca algo confundido, luego simplemente soltó una carcajada, causando varias dudas al que acababa de llegar al lugar.

- No vas a salir así ¿cierto?- Dijo con una mueca de orgullo.

- ¿Qué tiene de malo? - enuncio el de baja estatura con un temblor algo débil en su voz.

Éste iba vestido con un pantalón ajustado y una camisa que le llegaba a medio torso, tenía un buen cuerpo ¿Por qué no usar ropa que mostrara su cuerpo? Visto por atrás parecía una mujer, pero es un hombre.

- ¿Sabes qué?, si vas a salir así no iras conmigo. Mejor dicho, ni saldrás con esa ropa - se cruzó de brazos aún en su asiento intimidando al otro desde lejos.

- P-pero yo... - parloteaba el menor, con temor en sus palabras.

- Solo vete a cambiar, ponte alguna de tus sudaderas grandes y un pantalón menos ajustado, no te quiero ver hasta que estés así ¿okay? - hablo el otro esperando la respuesta de su acompañante, el cual luego de unos segundos sin recibirla frunció el ceño con notable enojo al ver al otro estático en su lugar - ¡te estoy diciendo que sí entendiste!

- S-si, ya me cambiaré... - dijo el otro, corriendo nuevamente a la habitación y colocarse lo que el contrario le dijo.

Luego de un tiempo bajo con la capucha puesta y sus típicos lentes oscuros - ya estoy listo - enuncio algo desanimado.

Simplemente salieron hacia la sala de reuniones de "ONU", el cual a casi nadie le caía bien; por sus reuniones tan aburridas.

Al llegar cada uno se sentó en su lugar, nuestro estadounidense al lado de su hermano Canadá, el cual lo miraba con notable preocupación, pero no se atrevía a decir ni una palabra.

- Miren, ya llego la "gordis" - exclamó México desde su asiento señalando a Estados Unidos - Hasta que al fin llegas, perra - rió descontrolada mente sosteniendo su estómago.

El estadounidense simplemente se aguantaba las lágrimas, era bastante débil, pero aprendió a no demostrarlo en público.

(...)

La reunión ya había empezado, el norteamericano no decía ninguna palabra, no quería más problemas de los que ya tenía.

Luego de un tiempo dieron un pequeño descanso a la reunión, la mayoría de los países salían, quedando en la sala de tres a cinco países; obviamente el estadounidense nunca salía. Su pareja era de los que siempre salía, sin excepción alguna.

El de cincuenta estrellas se encontraba llorando desconsoladamente en su lugar, puesto a que esta vez no había nadie en la sala, y tenía una hora libre. Sintió como alguien lo llamaba causando toda su atención en este.

- ¿América? - toco el hombro del mencionado llamando la atención de este, el cual inmediatamente volteo su mirada a verlo mientras sus gafas se caían, dejando ver sus ojos algo rojos y un poco hinchados de tanto llorar.