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Acomodó su corbata por última vez, para abrir las puertas de aquel gran auditorio de forma semicircular, con paredes de aproximadamente tres metros de altura; más conocido cómo: "La Sala de Reuniones de la ONU". Se dio pasó hasta el final de la sala, donde había una mesa de cinco personas, y al frente de esta, más mesas sobre unos escalones que cada vez iban aumentando de altura.

Tomó unos papeles en su mano, para luego mirar a todos en aquella silenciosa sala, nadie hablaba, nadie se movía, nadie apartaba la mirada de aquella organización con semblante serio.

- Buenos días a todos - Rompió por fin el silencio el recién llegado a la sala, recibió la misma respuesta por parte de los demás en la sala, para así proseguir con su discurso - Espero que se encuentren todos bien, demos inicio a nuestra reunión mensual. Pero antes... - Habló el de lentes, mirando una silla vacía entre dos países norteamericanos - ¿Alguien sabe dónde se encuentra América?

Silencio. El silencio reinó en la habitación, por lo menos por medio minuto.

- China, tu debes saber donde está América, habla por favor - Expresó cordialmente la organización, esperando a que el chino respondiera su duda.

- ¿Por qué debería saber donde se mete el idiota de Estados Unidos? - Cuestionó de vuelta el ruso con cierto toque burlesco en su voz, lo que no le agradó nada al pacifista.

- Bueno, te daré razones: Viven juntos hace un año, siempre llegan juntos a mís reuniones, he notado que te ayuda a hacer tu papeleo, son pareja desde hace dos años. ¿Necesitas más? - El rostro del chino quedó pálido ante lo dicho por la organización.

El silencio reinó nuevamente en la sala, un secreto fue revelado, y no había marcha atrás.

- Eh... No sé de que habla, señor ONU - Trató de disimular el chino, pero se notaba un ligero temblor en su voz.

- Sabes perfectamente de lo que hablo, respóndeme ahora - Remató la organización esperando una respuesta.

El chino no hablaría, se quedaría callado, justo por eso, alguien más decidió tomar la iniciativa y hablar.

- Esta en el hospital. Recibió un golpe en la cabeza y se complicó un poco la situación, pero se encuentra bien al día de hoy - Respondió con seguridad, recibiendo una mirada cortante por parte del asiático.

- Muchas gracias, Rusia. Ahora sí, demos inicio a nuestra reunión mensual - Hablo por última vez ONU del tema, para, ahora sí, darle inicio a su discurso.

Toda la reunión, el japonés miró con cólera al chino; le había mentido en su propia cara, engañó a todo el mundo, engañó al estadounidense, y lo peor es que él ayudó en eso, de haberlo sabido no lo haría.

Las horas pasaron rápido, ya la reunión había acabado, todos salían y empezaban a murmurar cosas sobre el estadounidense y el chino.

- ¿China, podemos hablar? - Cuestionó el nipón en un modo frío y cortante, sujetando el hombro del mencionado con fuerza y rabia, algo iba a salir mal.

Sin esperar respuesta, el nipón llevó al chino con él a otro lugar.

- ¿De qué quieres hablar? - Ya se encontraban en un lugar más alejado, el chino estaba algo nervioso, y el japonés a punto de explorar de furia.

- ¡¿Por qué mierda no me dijiste que América era tu pareja?! - Gritó el nipón acercando su rostro al chino, su expresión era de enojo puro, quería asesinar el chino justo ahora - ¡¿No qué estabas soltero? Me hiciste engañar a mi amigo ¿sabes lo mal que estuvo eso? ¿acaso pensaste en los sentimientos de América por una maldita vez? ¿sientes algo por mí al menos?! - Gritó el nipón en la cara del chino, el cual se mantenía en silencio con una expresión neutra.

- ¡Ah! Hablas de eso, sí, sí, pensé que lo sabías, me sorprende que no sea así, cariño - Respondió con serenidad el asiático mayor, restándole importancia al tema.

- ¡¿Tan poco te importa? Bueno; ¿Sabes qué? No pretendo seguir con nuestra relación, hablaré con América sobre esto, y haré que se dé cuenta de la mierda de persona que eres! - Dijo decidido el japonés, picando varias veces el pecho del chino con su dedo anular.

- ¡Ay, corazón! No me importa, igual dudo que se lo alcances a decir, pero bueno... Nos vemos cariño - Sin nada más que decir, el chino se despidió del japonés, plantando un beso en los labios del nipón con todo el descaro del mundo.

Algo no va a salir bien, y Japón lo presentía.