Capítulo 7.

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Claire y Charles.

— ¿Qué es lo que acabas de decirme? —Preguntó Claire.
— Baja la voz. No es momento de alarmar a los demás. — Murmuró Charles.
— Es que, no entiendo la situación.
Él la llevó un poco lejos del lugar para hablar.
— Encontraron una de las puertas principales abiertas, Claire.
Ella se quedó en silencio, y tragó saliva bruscamente.
— ¿Entonces...?
— Si, ellos saben que estamos aquí — Comentó Charles nervioso.
Claire se separó de él.
— Está claro que es una trampa. Quieren que entremos por esa puerta, pero no les daremos el gusto.
— Tenemos que abrir la puerta principal que está sellada. Pero necesitamos la energía del reactor — Dijo Charles.
— Claro que no. Podemos abrirla con una palanca o algo parecido. Llamaré a los guardaespaldas para que ayuden.

A los pocos segundos, los tres tipos se aproximaron y abrieron la puerta a duras penas.
— Listo, la puerta está abierta.
— Bien, es hora de la verdad, Claire.

Todos encendieron sus linternas. La visibilidad de ese pasillo era casi nula. Claire y Charles estaban listos para lo que fuese que llegará.

Annika y compañía.
El sonido de mis pisadas se escuchaba por todo el lugar. Era aterrador estar en el tercer piso. Era más frío, húmedo, oscuro, y el olor se volvía más insoportable de lo usual.
— Caminen a paso lento. En este punto deben ser más cautelosos — Recordó Charles.
La poca visibilidad me hacía caminar torpemente. Mi linterna no ayudaba mucho, ya que al parecer, la batería se estaba agotando.
— Mierda, mi linterna se está apagando.
— Trata de darle unos cuantos golpes. Tal vez y así se arregle — Murmuró Alexandra.
La linterna seguía fallando. Michael, quién se encontraba al lado mío, me tomó del brazo y me pegó hacia él.
— Si quieres apaga la linterna. Esta nos servirá a los dos — Dijo mientras agitaba su linterna.
Una sonrisa tonta y traviesa adornaba mi rostro. Lo bueno que estaba oscuro.
— Necesito la luz de todas las linternas para poder arreglar el generador de luz — Murmuró Charles.
Todos alumbraron el lugar. Pero el señor Charles no pudo hacer nada.
— Maldición. El generador está hecho mierda. No tendremos luz en este piso, ni en el último.
— Entonces, no tenemos nada que hacer aquí. Andando, debemos llegar al último piso — Murmuró Claire Kozlov.
Caminamos todos a paso lento. El lugar tenía muchos objetos en el suelo. Lo que hacía imposible caminar.
Michael me sujetó del brazo.
— ¿Esto no te da mala espina? — Preguntó.
— ¿Por qué?
Él se detuvo. Yo solo observaba como los demás nos dejaban atrás.
— Es que, ¿por qué nos llevan hasta el último piso del subterráneo?, ¿que hay aquí? Además, con lo que me dijiste de Jordan me hiciste dudar mucho.
— Yo también siento que algo no cuadra. Desde que estábamos en el segundo piso, me puse tensa. Algo en este lugar me hace sentirme atrapada e indefensa — Murmuré.
Sentimos un golpe en la espalda. Era uno de los tres guardaespaldas. Caminamos más rápido para no estar con él.
— ¿Viste eso? — Pregunté a Michael.
— Si, sus armas son muy grandes. Y sigo sin entender el por qué las traen.

A los pocos segundos, un fuerte golpe se escuchó en el pasillo. El eco resonaba por todo el lugar.
Todos nos quedamos inmóviles ante el sonido.
— ¿Quién ocasionó el ruido — Preguntó el señor Charles como loco. Se notaba su nerviosismo.
Varios voltearon al lugar de donde provenía el sonido. Vimos a uno de los guardaespaldas. Había tirado por accidente una silla de metal que estaba arriba de una mesa.
Varios sonidos comenzaron a escucharse. Todo el ambiente estaba tenso.
Fue cuando, detrás de aquella persona, vimos lo inimaginable.
Una criatura de mediana estatura yacía detrás de él.
— ¿Qué observan? — Preguntó el guardaespaldas.
Él volteó, y aquella criatura lo tomó de las piernas y se lo llevó arrastrando por todo el pasillo.
— ¡Vayan al último piso, rápido! — Exclamó Charles.
Comenzamos a correr rápidamente. Yo entré a un pasillo con mucha oscuridad. El sonido de aquel ser me ponía la piel de gallina, y provocaba que mi corazón latiera velozmente.
Varios rugidos empezaron a escucharse. Era aterrador. Tenía miedo, mucho miedo. Chocaba con muchos objetos que no veía. Estaba agitada.
De repente, algo ocasionó que tropezara, y cayera en un gran hoyo del pasillo.
El golpe fue muy doloroso. El piso estaba mojado. Pero para mi suerte, ese gran golpe encendió la linterna. La tomé temblorosa. Voltee hacia atrás, y al ver lo que se encontraba me dejó sin aliento.
Solté un leve grito, pero alguien cubrió mi boca y apagó la linterna.
— ¿Michael? — Murmuré.
Él me dio la señal de que guardara silencio. Una criatura se encontraba rondando el lugar. Pero se fue rápidamente al escuchar un fuerte rugido.
Cuando por fin había pasado el peligro, abrace Michael.
— ¿Ese es Jordan?
— Solo lo que queda de él — Contestó.
Él cuerpo estaba irreconocible. Mucha sangre estaba en el suelo. La pared estaba impregnada de ella. Lo habían destripado.
Cubrí mi boca. El hedor era muy fuerte.
— Pobre.
Voltee a ver a Michael.
— ¿Y como es que llegaste aquí?
— Entré al pasillo más aproximado. Y al parecer también conectaba con este hoyo. Pero, si te das cuenta, nosotros ya llegamos al cuarto piso.
— ¿Pero por que los otros no han llegado? —Pregunté.
— Se dirigieron a la entrada principal. No tardarán en llegar— Contestó agitado.

Vi a mi alrededor. Las luces eran rojas y casi no iluminaban nada.
— Son luces de emergencia. No sé por qué se activaron. Pero de algo si estoy claro, necesitamos salir de aquí — Murmuró seguro.
— ¿Salir? — Pregunté asustada.
— Si. No podemos quedarnos aquí y arriesgarnos a que nos devoren.
Michael me levantó rápidamente y me tomó del brazo.
— Vámonos.
— Espera, yo no me iré sin Alexandra. No la dejaré sola en este lugar.
— Sabia que dirías eso, Annika, pero no podemos — Dijo limpiando su rostro.
Me solté de su agarre.
— Lo siento, si quieres puedes irte. Nosotras te alcanzaremos allá.
— ¿Y qué te hace pensar que sobrevivirás? —Preguntó molesto.
— No lo sé. Pero no dejaré a mi amiga sola. Ella no lo haría, Michael.
Él suspiró molesto. Se notaba su enojo y preocupación.
— Bien, te ayudaré. Pero tendremos que dividirnos. Yo iré por Jane y tú por Alexandra. Nos veremos en el tercer piso.
Asentí, pero antes de irme, él me tomó de la cintura.
Me dió un enorme beso, el cual le correspondí.
— Si por causas del destino muero, quiero que sepas que me gustas. Y que cuando salgamos de aquí, me concederás una cita.
Yo sonreí gustosa, y ambos tomamos caminos distintos. No estaba preparada para esto. No sabia que obstáculos tendríamos en este lugar.
Que Dios nos ayude...

Hola hola, perdón por la tardanza, pero no tenía tiempo para escribir. Pero aquí está un nuevo cap. 🌟
Últimos capítulos de esta historia.
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Proyecto 001  ◾️Historia corta (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora