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Tras haber superado con éxito la llegada de sus padres, se encontraba durmiendo. Eran alrededor de las cuatro de la mañana de un domingo cuando unas rápidas pisadas en el pasillo la despertaron extrañada. Masajeó su cara antes de ver la hora en su móvil y chasquear la lengua pues era muy temprano. ¿Qué narices...? Se preguntó nada más poder abrir los ojos. Ella tenía planeado quedarse en la cama e ignorar los pasos, pero escuchó unos gruñidos bastante desagradables que la obligaron a ir a ver de dónde provenía el ruido. Apartó con cuidado la silla de enfrente de su puerta y caminó hacia el baño del apartamento. ¿Para qué mentir? Estaba cagadísima y los ruidos no ayudaban. Fue un completo horror en cuanto abrió la puerta y vio a su hermano vomitando.

- ¡Lucas! - exclamó en un susurro. - ¿¡Qué ha pasado!? - en cuanto intentó acercarse a él, le prohibió el paso metiendo su brazo en medio.

- Vete antes de que-

Se interrumpió a sí mismo en cuanto tuvo que volver a vomitar. Lia se arrodilló a su lado a pesar de que él no quisiera y le acarició la espalda.

- Madre mía, Lucas. ¿Quieres que llame a-?

- No... - interrumpió antes de que una arcada volviera a cortarlo. Estaba claro que la pelinegra haría oídos sordos, así que le retiró los pelos del flequillo y se levantó con intención de avisar a su padre el cual apareció por la puerta haciendo que su cuerpo se contrajera.

Miró adormecido a ambos hasta que reaccionó y empujó agresivamente a la joven para arrodillarse frente a Lucas y frotarle la espalda.

- Cariño... - la muchacha ni siquiera levantó la cabeza al escuchar ese apodo pues sabía que no era para ella - ¿Qué haces aquí todavía? Vete - ordenó su padre.

Se quedó estática en su lugar y, su padre, al notar que no se movía, se levantó enfurecido lo que le provocó terror a la joven la cual se cubrió con sus brazos.

- Vete de aquí si no quieres recibir.

En cuanto bajó la guardia, el muy desgraciado la abofeteó para luego, empujarla fuera del baño y cerrar la puerta casi a la velocidad de la luz. Masajeó su mejilla con la mirada fija en la puerta y las arcadas y consuelos de su familia dentro de él. Resopló y se dio por vencida volviendo a su habitación y por si esa madrugada no hubiera sido suficiente, ahí estaba su madre, esperando de pie con los brazos cruzados dispuesta a soltarle la de Dios y, de la nada, abofeteó su otra mejilla.

- A ver si así aprendes.

- ¿Qué se supone que he hecho ahora?

- No tienes que hacer nada para hacerme saber que no sirves. A partir de ahora, será así la manera en la que imponga mi poder sobre ti. Actuaré como tu padre.

Vosotros no sois mis padres, quiso decir.

- No me importará lo dañada que estés, seguiré dándote hasta que vea que me haces caso - finalizó antes de pasar por al lado de la chica y golpearle el hombro -. Te quiero en la cocina a las ocho en punto.

- Hija de... Ah... - masculló.

Se sentó en su cama mirando a sus pies. Quería irse de allí lo más rápido posible, pero sabía que no tenía un duro, por lo que le tocaba aguantar, programarse una alarma para las ocho de la mañana e intentar dormir en esa casa de mierda.

(...)

- ¿Qué crees que estás haciendo?

- ¿Cómo? - la mujer le arrebató el bol de las manos y lo dejó caer sobre la encimera.

El Último Suspiro [Yoongi - BTS] {FINALIZADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora