Sus cabellos castaños se esparcían en la almohada. Podía escuchar esa suave y constante respiración. Toco sus mejillas y esos ojos hicieron como a abrirse. Pero nada sucedió.
Cuando le veía dormir tan pacíficamente entre sus brazos, cuando besaba sus labios adictivos, cuando veía esa pequeña y cálida sonrisa. En esos momentos solo pensaba en que debió de hacer algo maravilloso para que el destino le entregara a tal persona.
Por esa razón no podía evitar odiar a los humanos. Seres mortales por lo que Kaname había sacrificado mucho. Por los que quería seguir haciéndolo. Aún cuando eso significara tener que lanzar su propio corazón a ese horno cuando el de la ancestra se debilitara.
Si bebiera de varios sangre pura y se volviera más fuerte podría exterminar a la raza humana. Si ellos no existieran, Kaname no tendría ningún peso sobre sus hombros.
—Rido —le escuchó susurrar entre sueños.
Con su dedo repaso esas hermosas y perfectas facciones por lo que sonrió. Solo debía comenzar con beber la sangre de los Kuran's. Haruka, Juuri y su pequeña princesa, Yuuki.
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Micro-Relatos
Hayran KurguUna serie de micro-relatos que desde hace mucho, estaban guardados en mi cuaderno.