Puso sus manos en la cabeza de Yuuki, y esta como en las otras ocaciones se desmayó. Sus ojos borgoña miraron al responsable de todo aquello. Había sido un tiempo desde la última vez que le vio.
Se ocultó demasiado bien, sabía que si se encontraban se lo reprocharia. Quien se imaginaba que el pura sangre le evitaba como la peste.
—Es suficiente de todo esto, Rido.
El mencionado no habló, pero sus ojos le miraban con tanta devoción que su corazón no pudo evitar suavisarse.
A Serien le entrego a Yuuki. Y se acercó al otro sangre pura.
—Sabes que lo que haces está mal ¡Detente! me encargaré de limpiar todo. Pero vuelve conmigo. —acaricio su mejilla, la última vez que lo había hecho fue cuando este se marchó y no regresó.
Rido, le abrazó y escondió su rostro en su hombro, respirando su aroma.
—No puedo, de que me sirve tenerte unos años. Si después serás tu, quién se marché.
Sabía lo que sentía, fue por es razón que intento detenerle cuando atacó a sus descendientes. Protegió a Yuuki, como una forma de disculparse por lo que su pareja le había hecho. Pero una parte de él, se preguntaba si podía detenerle.
—No lo haré. Sé a lo que le temes. Ouri tomará mi lugar, él desea descansar de la larga vida de los pura sangre. Pero si insiste en seguir con esto. Acabaré en estos instantes contigo y luego te seguiré.
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Micro-Relatos
Hayran KurguUna serie de micro-relatos que desde hace mucho, estaban guardados en mi cuaderno.